Hay camino que al hombre le parece derecho; Pero su fin es camino de muerte. Proverbios 14:12.
Tanto el hombre, como la mujer sabia, cuando nota que algunas enseñanzas tradicionales de hombres, ponen en peligro su alma, recurren a los escritos de la Biblia para saber cuál es la verdad de Dios, para el alma humana. Jesús dijo: “Yo soy el camino la verdad y la vida” Este escrito es para aclarar algunas dudas al respeto.
Cuando a alguien se le habla, de temas espirituales acerca del alma humana, de una vida en el más allá, de la resurrección y otros temas similares a estos, debido a que son argumentos de cosas intangibles, es posible que en la mente del oyente se creen ciertas dudas sobre la realidad de esas cosas.
Rápidamente en la mente de tal persona surgen preguntas tales como: ¿tendremos realmente un alma? ¿Hay verdaderamente vida después de la muerte? ¿Resucitarán los muertos como algunos afirman que acontecerá? etc. Cuando se le mencionan esos temas por primera vez, es normal que puedan surgir en su mente algunas dudas al respeto. Pero cuando se le indica que eso es lo que Dios enseña en su Palabra, y permanece indiferente, sin averiguar acerca de tan importante tema para su vida, ese descuido le puede traer un grave problema en el futuro al terminar sus días en este mundo.
Cuando Dios formó al hombre, lo dotó de un espíritu, un alma y un cuerpo, llegando a ser un alma viviente. Después de haberlo creado Dios no podía dejarlo en este mundo, que fue preparado para que habitara en él, sin información alguna sobre su origen, como debía comportarse en esta vida, y su destino al final de su peregrinar por este mundo. Para tal fin le proporcionó con el pasar del tiempo toda esa información en la Biblia que es su palabra. Donde expresa su voluntad, todos los consejos y advertencias necesarias para las futuras generaciones; y toda información para los múltiples aspectos de la vida, sea de este mundo en el cual vivimos, como también para el venidero.
Al tener cada uno de nosotros un alma, aunque no nos damos cuenta, esta busca su reposo en Dios que la formó; por eso la necesidad innata que hay en nosotros de adorar a un ser supremo. Donde algunos en lugar de adorar al que le dio la vida en espíritu y verdad, por fe creyendo que Él existe, lo sustituyen por figuras de madera, yeso, y cosas hechas por el hombre. Cosa que desagrada a Dios y prohíbe en su palabra.
Los humanos nos diferenciamos de los animales porque Dios nos dotó de un alma viviente, por el soplo de vida que le dio; en Génesis 2.7 dice así: "Entonces Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y el hombre llegó a ser un alma viviente". Fíjense en la expresión bíblica "alma viviente". Como se puede notar el hombre está dotado de un alma la cual trata de buscar, y unirse a Aquel que le dio la vida, o sea a su creador que es Dios. Pero el alma ella está sujeta a un cuerpo, que por su naturaleza pecaminosa la gobierna, y trata más bien de alejarla de Dios.
En la mayoría de los casos, no nos preocupamos mucho por nuestra alma, y muchos son los que la ignoran completamente durante toda su vida. Para muchos la existencia se reduce a una vida en busca del bienestar del cuerpo y las cosas materiales que nos rodean. (Por supuesto que eso no tiene nada de malo) Lo que acontece es, que no llegamos a percibir la necesidad del alma, la cual se manifiesta con una sensación de insatisfacción interna, y una ansiedad que normalmente la confundimos, creyendo que es una necesidad del cuerpo.
Ese efecto de ansiedad nos impulsa a afanarnos aún más en esta vida, con el fin de buscar la manera de mejorar nuestra situación económica y acomodo, para proporcionar, mejores comodidades y esparcimientos para el bienestar del cuerpo. Pero después de todo el esfuerzo, que le podamos dedicar, buscando ese bienestar material, cuando alcanzamos lo que creíamos que era lo que nos proporcionaría esa supuesta satisfacción; nos damos cuenta que todo sigue igual y sigue habiendo un vacío y una ansiedad en nuestro ser.
En el Salmo 42:1 escrito por el rey David que ciertamente no le faltaba nada dice: Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios del Dios vivo. Ese era y es el clamor del alma.
Aunque el rey David tenía todo lo que deseaba en su reino, él tenía ese gemido innato que pudo percibir llegando a comprender que era el clamor de su alma. Aquel que no llega a comprender el gemido que sale del interior de su alma, y confunde ese abatimiento, con una necesidad del cuerpo; inútilmente se afanará en esta vida para satisfacer ese clamor del alma.
Esa es la razón por la cual algunos de esos ricachones, a los cuales la vida les proporcionó de todo, a veces se quitan la vida; por no saber diferenciar o reconocer entre el clamor del alma, y las necesidades del cuerpo en nuestra vida cotidiana.
Como el alma comúnmente es ignorada, los afanes y obligaciones de esta vida nos tienen completamente ocupados. El alma por supuesto, como es algo intangible, todo lo contrario de nuestro cuerpo que lo vemos y lo palpamos; nunca se le dedica y un tiempo con el fin buscar “ese algo” que nos falta. Eso es debido a que no hemos aprendido a considerar su existencia, ni el remedio para de "ese clamor" con el fin de llenar ese vacío.
Aunque a veces se hace un propósito con toda la buena voluntad, para alcanzar una meta espiritual, los afanes de esta vida nos impiden llenar ese vacío, que hay en nuestro diario vivir, siempre atraídos por los afanes de esta vida.
Las enseñanzas tradicionales no son las más acertadas.
Otra cosa que dificulta el interés de ocuparnos del alma, para algunos que creen de que es parte de su vida, son esas enseñanzas espurias que algunos divulgan grabándolas en sus mentes tales como: Que al morir lo colocan a uno bajo tierra y todo se acaba. Otros dicen que al morir uno deja de existir y no sabe más de sí mismo, pereciendo todos sus pensamientos. Mientras otros enseñan, que después de morir uno se reencarna en una nueva identidad. Como los que afirman que si se portaron mal en esta vida, pasarán un tiempo en el purgatorio para luego ir al paraíso etc.
Todas estas enseñanzas no son otra cosa que paños calientes para aquietar el clamor del alma. Todas esas enseñanzas no se encuentran en la Palabra de Dios. Solamente son para aquietar a los feligreses de las varias religiones que no le dicen claramente que sin Cristo no hay salvación para el alma. Solamente sirven para confundir y dar una aparente seguridad para enfrentar el más allá.
Todas estas enseñanzas no son otra cosa que paños calientes para aquietar el clamor del alma. Todas esas enseñanzas no se encuentran en la Palabra de Dios. Solamente son para aquietar a los feligreses de las varias religiones que no le dicen claramente que sin Cristo no hay salvación para el alma. Solamente sirven para confundir y dar una aparente seguridad para enfrentar el más allá.
Esos falsos maestros con sus credos, que no quieren encarar la realidad bíblica, suavizan las cosas con falsas esperanzas afirmando que al morir, el cuerpo es sepultado, y el alma va a un sitio llamado "purgatorio", a expiar por un tiempo sus culpas, y luego de haber pagado por sus pecados (o que alguien le ha pagado una misa en este mundo para sacarlo de ese sitio) sale de allí a otro lugar llamado paraíso. Esta doctrina del purgatorio, es una afrenta al sacrificio de Jesucristo. Si fuera así de sencillo nos preguntaríamos ¿para qué vino Cristo a morir por los pecadores; si para llegar al paraíso o ser salvo está el purgatorio?
Como nadie ha regresado del más allá para que nos relate acerca de ese lugar, la única enseñanza que tenemos es la que nos proporciona la Palabra de Dios y lo que nos dejó nuestro Señor Jesucristo. Todas las demás teorías extra bíblicas son meras especulaciones, y doctrinas de error.
Satanás insinúa, a los líderes de algunas organizaciones eclesiásticas esas doctrinas, que no se encuentran en los escritos y verdades de la Biblia, con el fin de tranquilizar la mente de sus adeptos, ocultándole el peligro, en que se encuentran sus almas. Luego al separarse de su cuerpo, el alma se encuentra en esa otra dimensión, del más allá, engañada por no haber atendido el verdadero llamado de Dios y su mensaje salvador; todo por esas falsedades.
Otras de las preguntas que pueden pasar por nuestra mente es: ¿existe realmente en nosotros, ésta alma que clama por Dios, y necesita ser salvada por Jesucristo? Pues sí existe, así lo enseña la palabra de Dios.
Sin embargo a parte de la enseñanza bíblica, que analizaremos a continuación, hay una manera muy simple de averiguar la existencia del alma en nuestra vida por uno mismo. Esto se consigue reflexionando en algo muy sencillo, que es lo siguiente: Se ha puesto a pensar que desde que tiene razón de ti mismo, de tu existencia, tu cuerpo ha crecido, se ha transformado, y ha envejecido, se ha enfermado etc. Pero ¿has notado que tus pensamientos y tu YO, es igual y no ha cambiado desde que tenías 15 o 16 años? Interiormente no has envejecido y sigue siendo siempre tú mismo.
Es normal que notes diferencias en tu cuerpo con el pasar de los años, pero analízate, ¿ha habido algún cambio en ese “Yo”, ese ser interno que es tu alma, la cual no envejece ni perece porque es eterna? ¿Verdad que no? Pues esa es la parte intangible de nuestra naturaleza espiritual, que se diferencia de lo tangible que es nuestra naturaleza humana, o cuerpo.
Otra manera de averiguarlo, es por supuesto a través de la Biblia, leyendo la
palabra de Dios, ella es lo que Dios le dejó a la humanidad a fin de que le conozcamos a Él, como nuestro hacedor y también nuestra doble naturaleza, Tanto la espiritual como la material. La material que es nuestro cuerpo con sus reacciones y necesidades lo conocemos porque es tangible lo vemos, y lo podemos tocar; pero el alma que es el centro de nuestros pensamientos, el director, y el motor de nuestras acciones, no la podemos ver porque ella es la parte espiritual del hombre. Es la parte de Dios en nosotros, de su Espíritu, es ese soplo de vida que puso en nuestro ser.
palabra de Dios, ella es lo que Dios le dejó a la humanidad a fin de que le conozcamos a Él, como nuestro hacedor y también nuestra doble naturaleza, Tanto la espiritual como la material. La material que es nuestro cuerpo con sus reacciones y necesidades lo conocemos porque es tangible lo vemos, y lo podemos tocar; pero el alma que es el centro de nuestros pensamientos, el director, y el motor de nuestras acciones, no la podemos ver porque ella es la parte espiritual del hombre. Es la parte de Dios en nosotros, de su Espíritu, es ese soplo de vida que puso en nuestro ser.
Para saber de ella y lo que acontece después de la muerte, debemos recurrir a la única fuente confiable, y esta es la palabra de Dios. Y aprender del único que vino del más allá con autoridad para enseñarnos, y este no puede ser otro que nuestro Señor Jesucristo. Él es el único que conoce esa dimensión y el lugar donde residen los que han dejado este mundo. Y es el que tiene autoridad suficiente para poderlo revelar, escurriendo la cortina de ese misterio, donde residen los que parten de este mundo y se encuentran en esa nueva morada del más allá. En Lucas 16.19 el Señor relata de un coloquio que se realizó en el Hades, donde se mencionas tres personajes que vivieron en este mundo y murieron.
Los tres protagonistas de este relato bíblico al morir, experimentaron la separación de sus almas, de esa parte que no vemos de nuestra existencia. Ellos al morir sus cuerpos lógicamente fueron sepultados, y sus almas se encontraron en ese lugar temporal de reunión llamado Hades. Lo que aconteció y las conversaciones al encontrarse ellos tres en ese lugar; solamente pudo ser revelado por Jesucristo. Ese es un lugar donde se reunían todas las almas, desde el día que Abel lo inauguró; y ha estado recibiendo a todos aquellos que dejan este mundo a causa de la muerte.
Este es un relato muy interesante, se puede afirmar que es único, verdadero y muy ilustrativo del más allá. En el encuentro de sus almas, ya que sus cuerpos estaban sepultados, ellos entablan una conversación donde se nos enseña que se vieron se reconocieron, por la conversación que tuvieron denota que hablaron y oyeron; como también recordaron cosas. Resumiendo actuaron como si hubiesen tenido sus respectivos cuerpos.
A fin de poder entender bien este interesante argumento, y pensando que algún lector no tenga un Nuevo Testamento a la mano, se transcribe el relato de Jesucristo tomado de la Biblia en el evangelio según Lucas 16.19,30 de la Versión Reina Valera 60, desde el Verso 19 que dice: Había un hombre rico, que se vestía de purpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez. Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquél, lleno de llagas. Y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aún los perros venían y le lamían las llagas. Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado. Y en el Hades alzó sus ojos, y estando en tormentos, vio a Abraham y a Lázaro en su seno. Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama. Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida,Y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado. Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá. Entonces le dijo: Te ruego pues, padre que envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento. Y Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tienes; óiganlos. El entonces dijo: No, padre Abraham; pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos, se arrepentirán. Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán si alguno se levantare de los muertos.
Analizar este relato en todos sus detalles sería muy extenso, razón por la cual solo haremos breves comentarios de lo que la palabra de Dios nos quiere enseñar sobre el tema del alma y del más allá.
Comenzaremos por decir que mientras el cuerpo de Abraham, según Génesis 50:13 fue sepultado en Canaán, en la cueva del campo de Macpela; así también fueron sepultados, los cuerpos del rico y de Lázaro; mientras sus almas seguían con vida, según lo indica el anterior relato; y sostuvieron una conversación al encontrarse en ese sitio de reunión temporal llamado Hades. (Mientras sus cuerpos lógicamente estaban en sus respectivas tumbas).
Se debe aclarar que antes de morir Jesucristo, todas las almas de los que morían, estaban reunidas en el Hades; independientemente de ser justas o injustas. Ellas estaban en dos diferentes lugares, separados por un gran abismo. Donde uno de ellos era de consuelo, para las almas que allí moraban llamado "seno de Abraham"; Mientras el otro era un lugar de tormento. Al ser visitado este lugar por Jesucristo después de su muerte, Él trasladó las almas perteneciente al seno de Abraham a otro lugar, llamado paraíso. Quedando el Hades o Seol, desde entonces solamente para los desobedientes a la voluntad de Dios.
De lo que revela el relato, acerca del encuentro de esas tres almas en el Hades, una de las cosas más importante que podemos aprender es: que hay vida después de la muerte; y notar como ellos seguían conscientes en el Hades. La otra cosa muy importante del relato es, que no había un tercer lugares sino dos. Desmontando así esas falsas doctrinas de la aniquilación del alma, la reencarnación, como la del purgatorio.
Estando el rico en el Hades, el relato dice que alzó sus ojos, aquí es donde se puede deducir, que él se encontraba en una posición inferior a la del seno de Abraham. Pero ahora, nos preguntamos: ¿A cuales ojos se refiere si sus ojos físicos estaban en la Tumba?
Es aquí donde se nos quiere revelar las facultades que tiene el alma, que no necesita de los ojos como los del cuerpo para ver; ella puede ver sin necesidad de lo físico. Así que, él veía, y pudo reconocer a Abraham y a Lázaro, aquel pordiosero que por algún tiempo lo vio estando en el cuerpo, tirado junto a su puerta, deseando saciar su hambre de lo que caía de su mesa, por la expresión "ansiaba saciarse" se deduce que no se le permitía recoger las sobras que pudiera caer de sus mesas.
Al ver a Lázaro junto a Abraham, dando voces dijo: Padre Abraham ten misericordia de mí y envía a Lázaro (posiblemente todavía lo retenía un ser inferior como el que estaba tirado en su puerta) para que moje la punta de su dedo en agua y refresque mi lengua porque estoy atormentado en esta llama. Por las palabras de este clamor aprendemos unas cuantas cosas: Que aunque las cuerdas vocales de su ex cuerpo estaban en la tumba, el clamó a Abraham, con esto entendemos que ¡podía hablar! podía comunicarse.
También aprendemos que al reconocer a Lázaro, su memoria y conocimiento del pasado permanecía vivo en él, aunque su cerebro físico estaba en la tumba. Y también se nos revela que se encontraba en un lugar de sufrimiento separado de donde estaba Lázaro. El sufrimiento y molestia que experimentaba nos revela que su sentido y sensación estaba vivo en él, aun no teniendo un cuerpo. Razón por la cual pide una misericordiosa ayuda, para aliviarse de ese sufrimiento.
Al oír Abraham su clamor entendemos que había en ellos percepción, porque él escuchó su mensaje y le respondió, diciéndole que se acordara que en su vida él tuvo de todo, y Lázaro males, dándonos a entender que aun no teniendo un cerebro físico, la memoria permanece en el alma, no se pierde con la muerte. Abraham le explica la imposibilidad de poder cumplir con su petición debido al impedimento de allegarse hasta ese sitio, por el gran abismo que los separaba a ambos, así que, por ese motivo, ni unos ni otros podían cruzar ese abismo que los separaba.
Al oír Abraham su clamor entendemos que había en ellos percepción, porque él escuchó su mensaje y le respondió, diciéndole que se acordara que en su vida él tuvo de todo, y Lázaro males, dándonos a entender que aun no teniendo un cerebro físico, la memoria permanece en el alma, no se pierde con la muerte. Abraham le explica la imposibilidad de poder cumplir con su petición debido al impedimento de allegarse hasta ese sitio, por el gran abismo que los separaba a ambos, así que, por ese motivo, ni unos ni otros podían cruzar ese abismo que los separaba.
El último argumento de conversación entre Abraham y el rico, fue la petición de enviar de entre los muertos alguien a la casa de su padre, porque tenía cinco hermanos, que necesitaban ser advertidos, para que ellos no fueran a ese lugar de tormento donde él estaba. Es algo difícil poder entender cuál fue la razón, que lo motivó para preocuparse por sus hermanos, estando en esa tormentosa situación. Se podría pensar que era un intento para darle a entender a Abraham, que aun estando merecidamente en ese lugar por sus actos, todavía había buenos sentimientos en él, al preocuparse por sus hermanos. Como demostrando un sincero amor hacia ellos, aplicando el refrán que a veces se oye: “lo que me está pasando no se lo deseo ni a mi peor enemigo”.
Seguramente cuando él le hace esas peticiones a Abraham, se podría pensar que asumía que siendo el patriarca principal de su nación pudiera decidir, quien era el más indicado para esa tarea de enviar para advertir a sus hermanos. Sea cual fuere el motivo de su petición, Abraham no tenía la facultad de realizar algo, excepto de informar acerca de lo que él pedía. Mucho menos de darle esperanza alguna de poder cambiar las cosas; ya que buscar a Dios y obedecerlo, es algo que pertenece a esta vida, y no después de la muerte.
Aunque Abraham y todos lo que estaban en ese lugar donde eran consolados, ellos también estaban retenidos en ese lugar, y no tenía potestad alguna de tomar acciones para efectuar cambios allí. Posiblemente al hacer el rico esas peticiones, él no entendía que su situación era irreversible. Ya no había manera de cambiarla, todo arrepentimiento, cambio de actitud, y de sujeción a las enseñanzas de la palabra de Dios; hay que obedecerlas y acatarlas mientras se tenga la oportunidad de vida en este mundo, teniendo como límite la muerte.
En cambio Abraham estaba claro al decirle, que si sus hermanos no oían las enseñanzas de Moisés, por medio de la predicación de los profetas, estando en vida, tampoco se persuadirían si alguien se levantara de los muertos. Esta explicación nos enseña que el hombre, con sus propias experiencias, teorías humanas sobre la vida o la muerte, no ayudan para nada ni para él, ni en convencer a otro para ser salvo. Solo cuando el hombre habla o predica de la Biblia, que es la palabra de Dios esta hará el efecto por la cual es enviada, por eso que ella dice: Que la fe viene por oír la palabra de Dios, bien sea por la predicación, o por medio de leerla.
Es propicio el momento para una importante pregunta: ¿Por qué Abraham no le dio al rico, ninguna esperanza de un cambio de situación en el futuro, estando su alma atormentada y angustiada? ¿Por qué no le informó, que existía o había un medio o un lugar, que le daba la posibilidad de salir de esa situación, con una segunda oportunidad, con la presumida doctrina de la reencarnación? que por lo menos le hubiera servido de consuelo. ¿Por qué no le dijo que existía el tan presumido y popular purgatorio?
¿Por qué no le informó que después de sufrir por un tiempo en ese purgatorio, saldría automáticamente de ese sitio, o podría salir más rápido si uno de sus parientes pagara por una misa, para sacarlo de allí a un lugar de consuelo para su alma? No, no se deje engañar porque esas son mentiras. No se lo mencionó, simplemente porque no existe el tal purgatorio, es simplemente un engaño satánico, para tranquilizar a las personas, y darle a los seguidores de esa doctrina, una falsa esperanza, con ese inexistente purgatorio; como una forma de evitar el castigo eterno. La respuesta a todas esas preguntas es: simplemente porque no existe la posibilidad de cambiar las cosas.
Es evidente que tampoco existe la tal aniquilación del alma, que algunos sustentan, que al morir perecen sus pensamientos y todo se acaba. Pues muy claramente Jesucristo revela todo lo contrario, en el relato bíblico que sustenta ésta exposición, y afirma que el alma después de la muerte sigue con vida, y con todos los sentidos que tenía estando en el cuerpo, antes de experimentar la separación que causa la muerte del cuerpo.
Es oportuno aclarar que este rico no se encontraba en ese sitio de tormento por ser rico, sino porque se desentendió de las cosas de Dios y de sus estatutos estando en vida, no tomó en cuenta para nada las enseñanzas de la ley mosaica que regía en ese tiempo. Como tampoco Lázaro se encontraba en ese sitio de consuelo por tener llagas o ser pobre. Todo hombre o mujer tiene el deber de buscar a Dios mientras viva; en el período de vida que le es concedido en este mundo, y obedecer su santa palabra, reconociendo a Jesucristo como el único medio de perdón, para ser salvo.
Concluimos diciendo que cada uno de nosotros posee un alma, y la única manera de evitar de ir a ese lugar donde estaba el rico, es acatar lo que Jesús enseñó cuando dijo en Juan 14:6 diciendo: “Yo soy el Camino, y la Verdad, y la Vida; nadie viene al Padre sino por mí.
Es importante meditar sobre esta frase, del Evangelio según San Juan, donde todos los santos hombres nombrados en la Biblia; aunque fueron santos, como también María, que fue la virgen escogida para que naciera Jesús el Salvador eran personas humanas. Solamente Jesús es el “Camino, la Verdad, y la Vida; nadie viene al Padre sino por mí.” Nadie puede salvar su alma si no acude a Jesucristo. El que cree en Jesús tiene vida eterna, y Cristo le resucitará en el Día postrero
Aggeo Palumbi, noviembre 2009
Revisado el 04/del 2017
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