La batalla de Armagedón y otras naciones por Israel.
Faltando como se explicó unos 220 días para terminar los siete años de la tribulación, la situación estará tan peligrosa para Israel en ese tiempo, que correrá el peligro de desaparecer. Dios le mostró al profeta Zacarías lo que acontecería en el 14:2 diciendo: “Porque Yo reuniré a todas las naciones para combatir contra Jerusalén; y la ciudad será conquistada, y las casas serán saqueadas y violadas las mujeres, y la mitad del pueblo irá en cautiverio, pero el resto del pueblo no será cortado de la ciudad. Después Jehová saldrá y combatirá contra aquellas naciones, como cuando combate en el día de la batalla”.
Éste será el momento en el cual tendrá lugar la gran batalla de Armagedón, como la conclusión de ese período, para luego iniciar el milenio; donde Jesucristo se presentará a su pueblo. Para que todos puedan ver a Aquel, que sus antepasados entregaron para ser crucificado. Desde el momento de su regreso iniciará ese reinado que no tendrá fin.
En Zac.14:12 nos da también otros detalles de la manera como serán castigados todos los que irán en contra del pueblo de Dios diciendo: “Y esta será la plaga con que herirá Jehová a todos los pueblos que pelearon contra Jerusalén: la carne de ellos se corromperá estando ellos sobre sus pies, y se consumirán en las cuencas sus ojos, y la lengua se les deshará en su boca. Y acontecerá en aquel día que habrá entre ellos gran pánico enviado por Jehová; y trabará cada uno de la mano de su compañero, y levantará su mano contra la mano de su compañero. Y Judá también peleará en Jerusalén. Y serán reunidas las riquezas de todas las naciones de alrededor: oro y plata, y ropas de vestir, en gran abundancia. Así también será la plaga de los caballos, de los mulos, de los camellos, de los asnos, y de todas las bestias que estuvieren en aquellos campamentos”.
Lo asombroso de esto será, que estando este lugar de los acontecimientos cerca de Jerusalén, a sus habitantes no les acontecerá nada como Dios dice en su palabra: “más sobre la casa de Judá abriré mis ojos”. Esto nos recuerda lo que aconteció en Egipto cuando se desarrollaban las plagas que estaban azotando a esa nación, a causa de la resistencia del Faraón. Y en la cercana tierra de Gosén donde estaban los israelitas, aunque pudieran haber sufrido los efectos de alguna de esas plagas, ninguna de ellas perjudicó sus vidas.
Como se puede notar, que además de la plaga que los herirá, donde los ojos y la lengua se les va a deshacer estando ellos sobre sus pies; se producirá pánico y locura entre los que estén allí reunidos matándose entre ellos. Posiblemente esto se deba a una reacción química o radioactiva. Cuando Israel se dé cuenta de la efectividad de la poderosa Intervención del Dios de sus padres, con esa gran mortandad, pánico y confusión, se despertará su valentía para aprovechar y someter a todos sus enemigos de las naciones de alrededor.
Es así lo que da a entender la profecía de Zacarías, de cómo reaccionará la nación de Israel, frente a ese desmedido ataque en su contra; de parte de todas esas naciones para borrarla de la faz de la tierra instigadas por Satanás. Después de ver como Dios los ha castigados, en Zac 12.5-6 dice: “Y los capitanes de Judá dirán en su corazón: Tienen fuerza los habitantes de Jerusalén en Jehová de los ejércitos, su Dios. En aquel día pondré a los capitanes de Judá como brasero de fuego entre leña, y consumirán a diestra y a siniestra a todos los pueblos alrededor; y Jerusalén será otra vez habitada en su lugar, en Jerusalén”.
Es muy importante analizar y resaltar este punto, por lo que dice la palabra del ejército de Israel; ya que al ver que Dios está de su lado con su oportuna intervención, se entusiasman como el hijo de la mano de su padre. De modo que el ejército se esforzará para contraatacar consumiendo a diestra y siniestra a todos los pueblos de alrededor. Esto nos recuerda esa guerra de los seis días en junio de 1967, donde Israel en ese corto tiempo, con un ataque preventivo conquistó la península del Sinaí, la franja de Gaza, Cisjordania, el este de Jerusalén, y las alturas del Golán.
De manera que, ahora teniendo el respaldo de Dios, al herir a esos pueblos con esa plaga, en una contraofensiva dentro de ese lapso de tiempo de unos diez días; dominará a todos los pueblos de alrededor. Donde Israel en ese tiempo será “como antorcha ardiendo entre gavillas” rematando a todos sus enemigos de alrededor.
Al sumar la cantidad que murieron, en ese primer impacto por esa plaga, que afectó al corromperse los ojos lengua y carne de ellos, junto al pánico y locura para que se maten entre ellos mismos; como también los muertos por el ataque del ejército de Israel, que en ese tiempo ya no tendrá restricción alguna por parte de la ONU como en 1967. Se puede tener una idea de la magnitud de los muertos en esa guerra. Todo esto nos da una idea de la gran cantidad que perecieron; donde la misma Palabra relata que los estarán enterrando durante siete meses, que son los 210 días.
Antes de concluir con ese momento histórico, como el desastroso evento del Armagedón, es necesario explicar sobre otro gran acontecimiento de repercusión mundial; que por la secuencia de los eventos tiene que efectuarse en ese mismo lapso de tiempo. Ya que después del Armagedón, no existirán más gobiernos humanos en este mundo, sino el del Emmanuel. Después de esa espantosa guerra y la gran mortandad que hubo, seguramente la mente de esos gobernantes con aspiraciones de conquistar al mundo; se habrán dado cuenta que hay uno solo a quien Dios el Padre, le ha dado todo poder para tener el dominio eterno de todo y este es Jesucristo su Hijo amado. Amén
El evento mencionado que se va a exponer, es referente al poder mundial de las naciones, la Babilonia político comercial, cuyo afán siempre ha sido el dominio total de este mundo, sea en lo político como en lo económico. Como el ejemplo bíblico tenemos el Imperio Babilónico con Nabucodonosor. Quedando luego por explicar, el entierro de esa gran cantidad de muertos para limpiar la tierra, donde se necesitarán 210 días (siete meses.)
El juicio de la babilonia económica comercial.
Anteriormente hemos visto como una de las primeras actuaciones de la bestia con los diez gobernantes, en el breve tiempo de estar unidos, fue la espectacular destrucción de la ramera (la Babilonia eclesiástica). Luego como eliminó a los tres gobernantes, más poderosos; que posiblemente le reclamaron dando lugar a que los eliminara, quedando él como el octavo.
Cuando leemos lo que dice en el capítulo 18.11, nos damos cuenta que nos revela un futuro lamento y lloro de los mercaderes de la tierra; al ver el humo de la destrucción de otra Babilonia, y de no poder comprar más sus mercancías. La palabra detalla con claridad, ocupando varios versículos, al nombrar esa cantidad de productos. Al leer todo eso, es lógico pensar que no puede referirse a la anterior Babilonia eclesiástica; donde se resaltaba el adulterio, la fornicación, y contaminación. Como de su ebriedad con la sangre de los santos, y de los mártires de Jesús; cosas, que corresponden a la parte espiritual del hombre.
Mientras de esta otra Babilonia, del capítulo 18 en los versículos de 11 al 14, se nos da a entender que se trata de algo completamente diferente a la anterior al decir: “Y los mercaderes de la tierra lloran y hacen lamentación sobre ella, porque ninguno compra más sus mercaderías de oro, de plata, de piedras preciosas, de perlas, de lino fino, de púrpura, de seda, de escarlata, de toda madera olorosa, de todo objeto de marfil, de todo objeto de madera preciosa, de cobre, de hierro y de mármol; y canela, especias aromáticas, incienso, mirra, olíbano, vino, aceite, flor de harina, trigo, bestias, ovejas, caballos y carros, y esclavos, almas de hombres. Los frutos codiciados por tu alma se apartaron de ti, y todas las cosas exquisitas y espléndidas te han faltado, y nunca más las hallarás”.
Al meditar en los anteriores pasajes de la palabra, nos damos cuenta que su contenido nos quiere dar a entender, que no se trata de un complejo Espiritual o religioso, sino de una Babilonia enteramente dedicada al dominio tanto de las naciones, como de la parte económica por medio de la economía y comercio.
Luego, al mencionar en el verso 17 los pilotos de naves, marineros, y los que trabajan en el mar, los cuales al pararse de lejos podían ver el humo de su destrucción. Todo nos indica que probablemente se trata de un importante lugar, donde reside un sitio de esa cúpula mercantilista (como los Binderberger) que tiene como norte el dominio de este mundo y que tenga un importante puerto de mar.
El hecho que eso paralizará el comercio mundial, al decir que “nunca más las hallarás” refiriéndose a toda esa mercancía nombrada, nos transmite tanto la idea de su importancia; como el fin de la historia del dominio mundial de parte del hombre. Y que, desde ese momento, no habrá más oportunidad para ningún otro gobierno humano, de regir sobre este mundo; por haber llegado el tiempo del reino de Dios, con una era de justicia, paz y prosperidad.
Sin embargo, aquí lo importante no es la ciudad, ni la palabra Babilonia en sí, sino la figura representada por ese sistema político, comercial, corrupto, dominante y hambreador de pueblos. Luego de esto la humanidad podrá disfrutar de un reino de paz y justicia como nunca lo hubo, cuyo líder será el Rey de reyes y Señor de señores. Este será un reino que no será jamás destruido, como lo relata en Daniel 2.44 diciendo: “Y en los días de estos reyes, el Dios de los cielos establecerá un reino que no será jamás destruido, ni el reino será dejado a otro pueblo, sino que desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre.”
De manera que casi al final del segundo período, acontece el juicio de esta otra Babilonia, pero esta destrucción no será ejecutada por las dos bestias. La Palabra sólo da algunos detalles de cómo será destruida, las consecuencias, y el lamento de los que presenciarán de lejos ese desastroso evento.
Describiendo esta destrucción en el 18.17 al decir: “porque en una hora han sido consumidas tantas riquezas. Y todo piloto, y todos los que viajan en naves, y marineros y todos los que trabajan en el mar, se pararon lejos; y viendo el humo de su incendio dieron voces, diciendo: ¿Qué ciudad era semejante a esta gran ciudad? Y echaron polvo sobre sus cabezas, y dieron voces, llorando y lamentando, diciendo: ¡Ay, ay de la gran ciudad, en la cual todos los que tenían naves en el mar se habían enriquecido de sus riquezas; pues en una hora ha sido desolada!”.
Éste será el fin del poder económico mundial, de los grandes monopolios, de esta otra Babilonia económica. Luego en el 18.21 explica cómo será el impacto que esto producirá diciendo: “Un ángel poderoso tomó una piedra, como una gran piedra de molino, y la arrojó en el mar, diciendo: Con el mismo ímpetu será derribada Babilonia, la gran ciudad, y nunca más será hallada”. Al decir que un ángel poderoso tomó una gran piedra y la arrojó al mar, nos quiere trasmitir tanto la idea del ímpetu con que será derribada esta otra Babilonia; como la procedencia de este juicio que viene del cielo.
También se nos quiere comunicar que esta destrucción será de una manera repentina; marcando el fin del dominio humano para dar paso al reino eterno de Jesucristo, que permanecerá para siempre. Es también lógico pensar que no se trate sólo de una ciudad, sino de un sistema; de un gobierno mundial ya que, como se explicó anteriormente después de estos dos acontecimientos, en este mundo sólo reinará Jesucristo el Rey eterno.
Al leer esto, nos viene a la mente esa piedra (no cortada de mano) que destruyó completamente la estatua del sueño que Dios le dio a Nabucodonosor. Que al golpearla en los pies la derrumbó y se estableció un reino eterno. Y al decir que esa piedra no fue cortada por manos, eso nos trasmite que no será por voluntad humana sino de Dios. En cambio, la destrucción de la ramera la Babilonia eclesiástica, la escritura sí revela que fue destruida por la bestia y los diez reyes.
Por lo que se explicó anteriormente, y la descripción que la palabra nos da, se puede claramente ver que esta otra Babilonia, es muy diferente de la que era el asiento de la mujer ramera, con su línea eclesiástica. En esta otra habla de un dominio comercial, del enriquecimiento de los que tenían naves, quienes lamentaron su destrucción; ya no se trata de un poder eclesiástico o religioso; sino de un imperio económico. A este punto de la historia, casi al final de la gran tribulación, en el mundo reinará un caos total, por la crueldad con la cual actuarán la bestia y el falso profeta, a sabiendas que se aproxima el tiempo de su fin.
Después de haber visto todo lo de la Babilonia comercial regresamos a la batalla de Armagedón que se interrumpió para hablar de este otro evento que acontecerá en ese tiempo al finalizar ese período de tribulación para este mundo.
57 ¿Cuántos días durará esa batalla?
Se ha venido mencionando que el tiempo de esa guerra es de diez días. Esa afirmación podrá parecer un atrevimiento, aunque en Apo 2.10 dice: y tendréis tribulación por diez días. Es cierto que la palabra no menciona el tiempo que durará esa guerra. No obstante, si se analiza detenidamente lo que ella afirma, del tiempo que se empleará para limpiar la tierra enterrando a los muertos; que será de siete meses o 210 días, después de esa batalla, se puede suponer que la guerra duró 10 días.
Ya que al quitarle a 220 los 210 (del entierro de siete meses) que corresponden a lo que la palabra afirma en Eze 39.14 que dice: “Y tomarán hombres a jornal que vayan por el país con los que viajen, para enterrar a los que queden sobre la faz de la tierra, a fin de limpiarla; al cabo de siete meses harán el reconocimiento”. Fácilmente Se puede ver que sobran 10 días; y esto nos hace pensar que ese será el tiempo necesario para esa batalla. Ya que los restantes 210 serán para enterrar todos esos cadáveres de las naciones que se reunieron para combatir contra Jerusalén. Como también la de las otras naciones hostiles y enemigos alrededor de Israel.
Esos serán los días más memorables para la historia de la humanidad, donde El Emanuel estará a favor de su pueblo, para darle el reino prometido. Aunque claro está, que toda esa destrucción, ha producido gran dolor y angustia que agobiará al mundo entero; debido a la gran cantidad de muertos que enlutarán los hogares de todas esas naciones allí reunidas. Todo debido, a que no se tomó en cuenta para nada, la palabra de Dios, ya que todos esos eventos estaban escritos en las profecías de Ezequiel, Zacarías, y Apocalipsis. Igualmente si estas explicaciones las lee alguien que no es escogido, lo único que hará es reírse y tildar de alocado al que lo ha escrito. No tomando en cuenta que todo esto está anunciado en la Biblia que es la palabra de Dios, que ha sido dada al hombre, para que por medio de ella crea en Jesucristo el Salvador.
Un entierro de siete meses (210 días).
Los detalles de ese prolongado entierro, se nos revela en Ezequiel 39.12-15 dándonos los resultados de esa espantosa batalla donde dice: “Y la casa de Israel los estará enterrando por siete meses, para limpiar la tierra. Los enterrará todo el pueblo de la tierra; y será para ellos célebre el día en que yo sea glorificado, dice Jehová el Señor. Y tomarán hombres a jornal que vayan por el país con los que viajen, para enterrar a los que queden sobre la faz de la tierra, a fin de limpiarla. Al cabo de siete meses harán el reconocimiento.”
Otro pasaje que nos habla sobre esa situación, donde solamente quedarán los huesos, debido a esa invitación que Dios hará a todas las aves, para ese banquete; así dice en Apo 19.17-18 “Y vi a un ángel que estaba en pie en el sol, y clamó a gran voz, diciendo a todas las aves que vuelan en medio del cielo: Venid, y congregaos a la gran cena de Dios, para que comáis carnes de reyes y de capitanes, y carnes de fuertes, carnes de caballos y de sus jinetes, y carnes de todos, libres y esclavos, pequeños y grandes. Y todas las aves se saciaron de las carnes de ellos”.
Termina el período de la tribulación.
Después de todos los acontecimientos que se han expuesto anteriormente, se puede afirmar que ha concluido la profecía que el ángel Gabriel le dio a Daniel aproximadamente unos 2700 años antes. Donde en Daniel 9:24 el ángel le dijo: “Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad”. La última de esas 70 semanas como se explicó, concluye con esos siete meses empleados para limpiar la tierra. Ahora ha llegado el momento más importante para la humanidad entera, la aparición del Dios humanado, viniendo en gloria con todos los redimidos; el creador de todo lo que existe en el universo; donde todos podrán verle. Con esa aparición se cumple otra profecía dada por Enoc, donde la palabra nos revela, ese momento cuando el Señor se presentará a la humanidad viniendo en las nubes del cielo, con gran poder y gloria. En Judas 14 lo relata diciendo: “De éstos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares.”
El regreso de Jesús con sus santos millares.
En ese tiempo se habrá disipado cualquier duda, acerca del anticristo blasfemo, como de sus engaños; para ese momento todos habrán entendido que ese no era el Mesías. Aunque muchos en el principio viendo sus obras, lo aceptaron como tal. Jesús lo había previsto al enseñar en Juan 5:43 al decir: “Yo he venido en el nombre de mi Padre y no me recibís; otro vendrá en su propio nombre y a ése recibiréis”.
Todos esos acontecimientos, darán lugar a que Israel comenzará a meditar, sobre la manera cómo fueron engañados por el anticristo; aun habiendo sido advertidos por los dos testigos que Dios les había enviado. Todo eso se debió, a las maravillas y prodigios engañosos que se les permitió que hiciera la bestia; pero ahora ha llegado el momento que tienen que comenzar a creer por fe y no por vista.
Para ese tiempo, sea por todos los acontecimientos que tuvieron lugar en el mundo, como por las enseñanzas de los dos profetas, y la predicación de los 144.000, que creyeron en Jesucristo; Israel se habrá dado cuenta, tanto del grave error que cometieron sus antepasados, al rechazar y entregar a su Mesías para que lo crucificaran; como por la incredulidad de ellos, que en todos esos años no pudieron reconocerlo como el Dios de Abraham, Isaac, y Jacob.
Sin embargo, ahora al obtener ese gran triunfo sobre sus enemigos, para toda la nación será motivo de gran júbilo, al ver la misericordia y eterno amor de Dios al librarlos de ser aniquilados. Aunque Dios los castigó y estuvo alejado de ellos, desde que rechazaron al Mesías; ahora se les ha manifestado nuevamente, como lo hizo cuando los libró de la esclavitud egipcia.
Sólo en ese momento, por las enseñanzas dejada por los dos testigos, saben que muy pronto van a ver a su verdadero Mesías, al aparecer en las nubes como fue profetizado unos dos mil años antes. Es ahora cuando está por cumplirse esa profecía dada por dos ángeles en vestiduras blancas en Hechos 1.10,11 que les dijeron a quinientos de sus antepasados: “Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús que ha sido tomado de vosotros al cielo, así mismo vendrá como le habéis visto ir al cielo”.
Esa profecía ahora se cumple, delante de los ojos de todo el mundo, al verle venir como lo vieron cuando se iba; ahora lo verán venir en persona desde los lados de Bosra que queda al sur del mar muerto; acercándose como lo vieron sus antepasados mientras se alejaba de ellos hacia el cielo. Un espectáculo extraordinario y asombroso digno del que dio su vida para rescatarnos de la muerte eterna, creador del universo viniendo en un caballo blanco. Como dice en Apocalipsis 19:11: “Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea.” En ese momento de la historia se cumplirán muchas profecías.
Al profeta Isaías se le reveló de donde aparecería ese maravilloso Dios, al venir con todos los fieles. En el 63.1 dice: “¿Quién es éste que viene de Edom, de Bosra, con vestidos rojos? ¿Éste hermoso en su vestido, que marcha en la grandeza de su poder? Yo, el que hablo en justicia, grande para salvar. También Juan en Apoc 1.7 dice: He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén”.
Lo maravilloso de la palabra de Dios es, que tanto su regreso como el sitio donde llegaría, ya le había sido revelado al profeta Zacarías muchos años antes; que sería en ese mismo monte de donde ascendió, que Él descendería a este mundo. En efecto en el 14.4 de su libro dice: “Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén”.
Muchos de Israel, han tenido como un velo delante de sus ojos para no reconocer a Jesús desde aquel tiempo; pero ahora lo contemplarán cuando de manera gloriosa se acerca, hasta poner sus pies sobre el monte de los olivos, de donde se fue al cielo unos dos mil años antes.
En ese día, cuando lo vean en esa gloriosa manifestación, con sus santos millares, el gozo que tuvieron por esa gran victoria sobre sus enemigos, se convertirá en gran lamento y llanto, al ver con sus ojos a Aquel que como cordero, sus padres lo entregaron para ser crucificado.
Donde tampoco ellos, lo pudieron reconocer hasta ese momento, como su Mesías. En Zacarías12.10 se nos revela un cuadro de ese día al decir: “Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito.”
Y finalmente, el apóstol Juan le da el último toque, presentando la forma real y gloriosa cómo Jesús vendrá de nuevo a esta tierra. Ya que no vendrá con esa vestidura simple, de cuando subió al cielo, y se alejaba de los que presenciaban su ascensión; sino como el vencedor que regresa después de ganar la batalla. Esa batalla que tuvo lugar en el cielo contra Satanás y sus ángeles para desocupar ese lugar, reservado para los herederos; aquellos que él compró, dando su vida en la cruz. Como de esa gran victoria en contra de sus enemigos que se reunieron para eliminar a su pueblo en el valle de Megiddo.
Apocalipsis 19.11-14 dice: “Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo. Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS. Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos”.
Un intervalo entre la última semana y el milenio.
Ya hemos visto, que el período de la tribulación estaba dividido en dos partes, en este momento de la historia, terminaron los otro 1260 día; de la segunda mitad. Debido a esto se podría pensar: que ya estaría todo listo para el inicio del milenio, sin embargo, todavía faltan dos meses y medio, 75 días para que inicie ese período de paz y justicia, que le fue prometido a Israel por Jesucristo.
Seguramente puede venir a la mente la pregunta: ¿dónde se encuentra el apoyo bíblico para poder afirmar tal cosa? Al haberse cumplido los otros 1260 días del segundo período, en el libro de Daniel, es donde se nos revela acerca de esos 75 días, entre el final de los siete años de la tribulación y el inicio del milenio.
Esto se encuentra en el 12.11-13 que dice: “Y desde el tiempo que sea quitado el continuo sacrificio hasta la abominación desoladora, habrá mil doscientos noventa días. (1290) Bienaventurado el que espere, y llegue a mil trescientos treinta y cinco días”. (1335)
Estos dos nuevos números, comienzan a contar desde el inicio de la segunda mitad o desde la muerte de los dos testigos. Por supuesto al nombrar los 1290 días tenemos los primeros 30 más de los 1260, del segundo período. Luego al dar otra fecha con los 1335 tenemos otros 45 días más, que sumados a los 30 anteriores dan ese lapso de 75 días que habrá entre el final de la gran tribulación y el inicio del milenio.
Con el fin de poder comprender a que se refieren estos dos nuevos números, se comenzará analizando la última frase que dice: “Bienaventurado el que espere, y llegue a mil trescientos treinta y cinco días”. Esa frase con la bienaventuranza, nos da a entender que al cumplirse esos 1335 días, acontecerá algo que traerá bendición paz y descanso, a todo aquel que logró sobrevivir esos terribles siete años de la tribulación y pudo llegar hasta esa fecha.
Sabiendo ahora que Jesucristo en persona ya está en este mundo; un simple razonamiento nos da a entender, a que puede referirse esa bienaventuranza, para la humanidad; después de haber estado por siete años bajo el dominio satánico. De manera que, todos aquellos que han tenido la oportunidad de sobrevivir a los embates del anticristo; y poder llegar a esa fecha, la única cosa que se puede pensar, que podrá hacer feliz y bienaventurado al ser humano; no puede ser otra cosa que el inicio del reinado de paz y justicia del milenio, donde sus almas y cuerpos descansarán en ese período.
Ahora que se ha establecido de dónde se obtiene esa diferencia de esos 75 días, sabemos que la palabra los divide en dos períodos de 30 y 45 respectivamente.
Eventos entre el regreso del Señor y el inicio del milenio.
A este punto, sólo nos resta ver y establecer lo que acontecerá en esos dos lapsos de tiempo, de acuerdo a los acontecimientos que se mencionan en la Palabra de Dios; desde el momento que termina la gran tribulación, y el inicio del milenio. Durante ese tiempo tendrán lugar algunos eventos que se explicarán a continuación. Ya que Jesucristo va a comenzar a poner en orden las cosas que son necesaria para el inicio de su reinado.
Al terminar esos terribles siete años, está por iniciar una nueva era; el cumplimiento de esa oración que Jesucristo enseñó, en la petición “del padre nuestro”. Que incontables veces ha sido repetida, por impíos y creyente en todo el mundo: “Padre nuestro que estás en los cielos venga tu reino”. Ya para ese momento el reino está por comenzar.
Aunque no se puede establecer exactamente la secuencia de estos eventos, se tratará de seguir los hechos que nos proporciona la palabra de Dios, después de terminar el período de la gran tribulación que son: primero, para ese momento sea la bestia como el falso profeta son enviados al lago de fuego. Segundo, Satanás es atado por el tiempo del milenio. Tercero, tiene lugar la primera resurrección. Cuarto, se establecen los tronos de los jueces para el juicio de Israel. Quinto, tiene lugar el juicio de las naciones. A continuación, se hará un breve comentario de estos eventos explicando cada uno de ellos.
De estos cinco eventos nombrados, los primeros dos, que son el envío de la bestia y el falso profeta al lago de fuego, como la atadura del dragón, es posible que se efectúen después de la guerra del Armagedón; y durante el periodo de los siete meses empleados para enterrar los cadáveres, o inmediatamente al aparecer el Señor en su regreso.
Como para ese momento habrá prevalecido la verdad, la humanidad estará clara, quien es quien, y ya las dos bestias no tienen a quien engañar. Luego le podría seguir la primera resurrección, de todos los que fueron muertos por la bestia, “por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil año: esta es la primera resurrección.” Que dice Apo 20:4.
Seguido por el juicio a la casa de Israel que ocuparía los primeros 30 días, y el juicio de las naciones en los otros 45. Después de efectuarse estos otros tres eventos ya inicia el milenio, con la bienaventuranza para todo los que lograron llegar a esos 1335 días con vida.
La bestia y el falso profeta lanzados al lago de fuego.
Después de la batalla de Armagedón, con la contundente muerte de los enemigos de Israel, la bestia y el falso profeta con todo el poder que tuvieron, ya se les terminó el tiempo que tenían para engañar a la humanidad. Ha llegado el momento que el mando lo tiene el Rey de reyes, que pondrá las cosas en el lugar que les corresponden. Es así que en el 19.20 relata el fin de ellos diciendo: “Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre”.
Según se puede entrever de los relatos bíblicos, referente a los ángeles caídos, todos aquellos que abandonaron su morada asignada desde el principio y se posesionan de un cuerpo humano sea en el tiempo de Noé como en otros, al parecer por lo que nos da a entender la Palabra, no se les permite regresar a su antiguo lugar en el cielo, y son enviados al abismo que es la antesala del juicio. Como lo señala en Judas 1:6 que dice: “Y a los ángeles que no guardaron su estado original, sino que abandonaron su propia morada, los ha mantenido bajo oscuridad, en prisiones eternas hasta el juicio del gran día.“
Y los que abandonan el abismo, como en el caso de la bestia y del falso profeta que subieron de ese sitio, no pueden regresar a esa “antesala”, y son enviados directamente al lago de fuego que es el castigo final de todos los enemigos de Dios. En efecto ellos dos, son los primeros en ocupar ese sitio. Al decir que fueron enviados vivos es porque no poseen un cuerpo mortal como nosotros, de modo que ellos no están sujetos como los humanos primero a la muerte del cuerpo y luego el juicio; como está establecido.
Razón por la cual, es importante tomar en cuenta la frase de: “ser enviados vivos al lago de fuego”. Ya que, si estos dos seres hubiesen sido humanos, sus cuerpos hubieran perecidos como todos los demás mortales en esa batalla; y sus almas irían al Hades que es el lugar que les corresponde a las almas que mueren sin Cristo. Pero debido a que son espíritus y no poseen un cuerpo mortal son enviados vivos a ese lugar. Mientras los humanos que están en ese sitio llamado Hades o Seol, están en espera del juicio final del gran trono blanco. Como ellos salieron Se cumple en ellos la sentencia de Apo 17.8, que dice: “Y va a perdición”. Lo cual significa, al castigo final en el lago de fuego.
Ese lugar de castigo fue creado para satanás y sus ángeles, y para todos los humanos que no obedecieron a Dios; es decir para el alma del hombre que no acude a Cristo. Esta es lo que la palabra define como la segunda muerte; siendo la primera la del cuerpo. Al decir la palabra de Dios: “que el alma que pecare esa morirá, en ningún momento quiere transmitir la idea que ella deja de existir”, como algunos difunden. Esa expresión se refiere a la muerte segunda, al castigo por no haber buscado su refugio en Cristo. Como se puede observar, el Señor no los envía nuevamente al abismo de donde salieron, cuyo sitio se puede considerar, como el lugar de espera del juicio del gran día.
La primera resurrección, el segundo orden establecido.
A este punto de la historia de esos futuros acontecimientos, ya han transcurrido siete años, desde que se efectuó la resurrección física de los creyentes en el arrebatamiento de la iglesia; según el primer orden establecido en 1Cor 15:23. Le sigue ahora el segundo orden denominado: “los que son de Cristo en su venida”. Este tendrá lugar como lo explica la palabra, al final de esos siete años de la tribulación. Es decir, al regresar Jesús de manera visible a este mundo después de ese terrible período. Siendo esta, su segunda venida a este mundo, donde todo ojo podrá verle cuando aparece en las nubes con sus santos millares. Puede rápidamente venir a nuestra mente la pregunta, ¿quiénes son los que participarán en esta resurrección? Estos son los que murieron confiando en el Cordero, durante la tribulación. Hay que tener presente que la salvación para la humanidad, continúa abierta para los que han de creer en Jesucristo.
Sin embargo, es importante tener presente que para el momento que Jesús regresa a este mundo con sus santos millares, ya se efectuó las bodas del cordero; y el número de los que componen la esposa está completo.
Con esto se quiere aclarar: que tanto los que estaban debajo del altar en Apo 6:11; a los cuales se les dijo como vimos anteriormente: “que descansaran aún un poco de tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos, el de sus hermanos que debían ser asesinados también como ellos.” Como los que murieron en la gran tribulación: “por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos;” ambos grupos pertenecen al segundo orden de la resurrección denominado en 1 Corintios 15:23 como: “los que son de Cristo en su venida.” Los cuales resucitaron tal como está escrito al venir Jesús nuevamente a este mundo.
Este grupo que resucitarán al venir Jesucristo, después de la gran tribulación, por supuesto no puede pertenecer a la esposa, porque para el momento de terminar el segundo período donde muchos morirán al oponerse a la bestia y el falso profeta, ya se abra efectuado las bodas del Cordero con la esposa. Razón por la cual la palabra dice que reinarán con el Señor.
Aunque pueda haber diferentes opiniones a respeto, se dirá que al ser levantada la iglesia de este mundo, el número del grupo de la esposa de Jesucristo ya está completo. Los que pertenezcan a ese grupo y quienes son, es potestativo de Aquel que los compró con su sangre, y según su plan para las edades venideras. Cabe la posibilidad, que tanto los que están debajo del altar, como parte de los que son asesinados en ese período de la tribulación sean esos bienaventurados, invitados a la cena de las bodas del Cordero.
Los juicios terrenales a efectuarse antes del milenio.
Al exponer este tema, de los dos juicios que se realizarán, antes del inicio del reino de Dios, la palabra nos revela que uno corresponde a la casa de Israel y el otro, al de las naciones gentiles. Estos se efectuarán en ese período de 75 días antes del milenio; donde Israel será juzgado por los apóstoles. Allí se les hará notar su error, falta de fe, y desprecio hacia el Mesías de parte de sus antepasados; la incredulidad de ellos mismos hacia Jesucristo, por casi dos mil años, como del error al aceptar al anticristo como el Mesías.
Luego le sigue el juicio de las naciones gentiles, referente al comportamiento que tuvieron con el pueblo de Israel basado en lo que está escrito en Mateo 25:31 que dice: “Y cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los ángeles con Él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de Él todas las naciones, y los apartará unos de otros como el pastor separa las ovejas de las cabras.”
El juicio para la casa de Israel.
Posiblemente el juicio a la casa de Israel, sea el primer evento que se efectuará después que haya terminado los siete años de la tribulación. Este juicio, será el que abarque esos primeros 30 días. Donde en el 20:4 dice: “Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar”. En varias oportunidades Jesucristo hablando con sus discípulos, como con el pueblo en general, les mencionó lo que acontecería en el futuro. Tanto para los que creyeron en él y permanecieron fieles, compartiendo momentos de gozo, y otros de pruebas; como para los que no creyeron en él y le rechazaron.
Al grupo de los apóstoles, que fielmente estuvieron con él, en Mateo 19.28 les dijo lo siguiente: “De cierto os digo que, en la regeneración, (es decir, en la renovación de todas las cosas), cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.” Como ya vimos en el 20:4 que dice: “Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar”.
También en Lucas 22.28-30 les dijo: “Pero vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis pruebas. Yo, pues, os asigno un reino, como mi Padre me lo asignó a mí, para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino, y os sentéis en tronos juzgando a las doce tribus de Israel”. Después de unos dos mil años desde que les hizo esa promesa ha llegado el momento de su realización; Tanto el sentarse en tronos, como en juzgar a las doce tribus de su pueblo.
Mientras a los que le rechazaron y no creyeron en Él, ni siquiera por las obras que hizo en ese tiempo, les dijo que llegaría el momento cuando lamentarían al ver a otros, en el lugar que era para ellos, como dice en Lucas 13.28-30: “Allí será el llanto y el crujir de dientes, cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros estéis excluidos. Porque vendrán del oriente y del occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios. Y he aquí, hay postreros que serán primeros, y primeros que serán postreros”.
El Señor les advirtió de esas cosas, a los de esa generación cuando estuvo en medio de ellos; pero hasta el momento no ha habido ningún cambio en reconocerle. De manera que el actual Israel será testigo ocular del privilegio que tendrán los que confiaron en Jesucristo, los cuales estarán en la mesa con el Señor; Junto con Abraham, Isaac, Jacob y todos los creyentes que depositaron su confianza en Él.
Es preciso aclarar que ese acto de estar sentados a la mesa, es sinónimo de una posición más íntima y privilegiada; de los que estarán cerca del Rey de reyes, con cuerpos glorificados, en el reinado de Jesucristo; mientras todos los demás sólo serán súbditos. A los apóstoles les será dada la facultad de juzgarlos, haciéndoles ver tanto el error de sus antepasados, como el de ellos que, habiéndoles Dios enviado a su Hijo el Mesías, y en todo ese tiempo nunca lo aceptaron como tal. Más a todos los que le reconocieron les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.
Ese será el momento, cuando se darán cuenta que al habérsele ofrecido el reino a ellos primero, ahora quedan como postreros. Y los gentiles que estaban sin Dios y sin esperanza, viniendo del oriente y occidente estarán en el reino en el primer lugar. Esto les provocará gran llanto y arrepentimiento. Sin embargo, el solo hecho de estar con el Mesías, aunque no en una posición más privilegiada, serán consolados en saber que ahora están con su Dios, y que nunca jamás serán dispersados o llevados cautivos.
Seguramente muchos expertos en el estudio de la Biblia, no estarán de acuerdo con la anterior exposición; que en el reino de Dios existirá un lugar más privilegiado, para aquellos que fueron fieles al Señor; tanto del pueblo de Israel, como de los gentiles que por fe creyeron y obedecieron fielmente a su palabra. Y que habrá otro lugar para aquellos que no reconocieron en su debido tiempo a Jesucristo, como de todos aquellos que no obraron debidamente aunque fueron escogidos para salvación.
Esta parte, es la que algunos no llegan a comprender, que al decir la palabra que Dios… “nos haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad,” no quiere decir que Dios no tomará en cuenta las obras, comportamiento y fidelidad en el tribunal de Cristo. También hay que tener presente que este Juicio para el pueblo de Israel, no es condenatorio, sino de reprensión y concientización por lo que hicieron; como la justa causa de ese cambio, ya que el reino les fue ofrecido a ellos primero, pero debido a su incredulidad pasaron a un postrer lugar.
Este juicio es algo similar al tribunal de Cristo para los creyentes, que se efectuará después del arrebatamiento de la iglesia. Ya que allí habrá premiaciones mayores, como menores de acuerdo a las obras de cada uno. Los que defienden la teoría, de la igualdad se apoyan diciendo: que para Dios todos somos iguales, alegando que él no hace acepción de personas etc. Confundiendo la salvación que sí es igual para todos por ser un don de Dios; con el trabajo, el comportamiento cristiano y las obras efectuadas después de creer, que son cosas muy diferentes a la salvación.
Aunque ellos pertenezcan a la familia de Dios, no tendrán el mismo lugar, ni estarán a la mesa con el Señor, Rey de reyes y los patriarcas. La palabra nos enseña en 1 Pedro 4.17 que este es un proceso que está previsto, al decir: Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios. Mientras los otros 45 días es posible que sean para Juzgar a las demás naciones, ya que este otro acontecimiento según la Palabra tendrá lugar también en su regreso a este mundo.
El juicio de las naciones.
Es posible que éste sea el último evento que tendrá lugar en ese tiempo, en esos últimos 45 días, antes del milenio; por lo que se puede apreciar de los pocos detalles que nos ofrecen los escritos de la Palabra de Dios, aparte de lo que el mismo Señor reveló, referente a este Juicio de las naciones. En Mateo 25.31 dice: “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria y los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo”.
De manera que serán juzgadas por el comportamiento que tuvieron en otras épocas, deduciéndolo por lo que se menciona en el 25:35 que dice: “Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis”.
“Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. (Esta frase pronunciada por Jesús se tiene que considerar como un sinónimo de algo que acontecerá en el futuro), ya que sólo después del milenio en el Juicio final, es que los humanos serán juzgados y enviados al fuego eterno.
Como por ejemplo cuando Jesús reprendió a Pedro en Mateo16.22-23 en ningún momento estaba apartando a Pedro sino al que lo instigaba al decir algo que no estaba en la voluntad del Padre: “Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca. Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.”
Es simple entender que ese juicio será en base al comportamiento y trato que tuvieron con sus hermanos el pueblo de Israel, como por los necesitados en general. En ese momento se cumple la promesa que Dios le hizo a Abraham: “bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré”. A estas naciones “ovejas” las reunirá a su derecha, y como de alguna manera socorrieron o ayudaron a Israel les dirá: “Venid benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo”. Mateo 25.34
Es difícil explicar algunas cosas de este juicio de las naciones, por los pocos detalles que ofrece el pasaje. Sin embargo, se puede pensar que en ese juicio no serán juzgadas las naciones en bloques (como rebaños), sino como ovejas y cabritos individualmente y según la actitud y responsabilidad de cada uno. Porque de ser por cada nación, estarían involucrados algunos del pueblo, que no serían responsables de las decisiones de sus dirigentes; ni de las actitudes de otros. Razón por la cual, de entre esas naciones posiblemente el Señor apartará cada una de las ovejas, de los cabritos; y no las naciones ovejas, de las naciones que son cabritos.
Reinado de paz del mesías en la tierra.
Después de los 75 días de haber concluido el período de la tribulación, o los 1335 de la segunda mitad, inicia el anhelado reino de paz y justicia de Dios en este mundo. En varios libros de la palabra, se hace mención de ese período de paz y justicia. En Isaías 11 como en el 65, es donde se nos da algunos detalles de cómo será la vida en ese reinado de paz. Se tiene que tener presente, que durante ese tiempo, Satanás estará impedido de actuar y de engañar a los pueblos. Se transcribe parte de Isaías 11 y 65, que son pasajes que dan una idea más precisa de cómo será el reinado de Jesucristo y de los que reinarán con él durante ese período.
En el pasaje de Isaías 11, se enfatiza particularmente la justicia, la relación que existirá entre los humanos, la naturaleza y el reino animal durante ese reinado de paz diciendo: “Y brotará un retoño del tronco de Isaí, y un vástago de sus raíces dará fruto. Y reposará sobre El Espíritu del SEÑOR, espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor del SEÑOR. Se deleitará en el temor del SEÑOR, y no juzgará por lo que vean sus ojos, ni sentenciará por lo que oigan sus oídos; sino que juzgará al pobre con justicia, y fallará con equidad por los afligidos de la tierra; herirá la tierra con la vara de su boca, y con el soplo de sus labios matará al impío.”
“Y será la justicia cinto de sus lomos, y la fidelidad ceñidor de su cintura. Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro y el león y la bestia domestica andarán juntos; y un niño los pastoreará. La vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas, y el león, como el buey, comerá paja. El niño de pecho jugará junto a la cueva de la cobra, y el niño destetado extenderá su mano sobre la guarida de la víbora. No dañarán ni destruirán en todo mi santo monte, porque la tierra estará llena del conocimiento del SEÑOR como las aguas cubren el mar. Acontecerá en aquel día que las naciones acudirán a la raíz de Isaí, que estará puesta como señal para los pueblos, y será gloriosa su morada”.
Mientras que en Isaías 65:17,25 nos muestra la justicia, la longevidad, el disfrute del trabajo, y la ayuda oportuna por la presencia de Dios en ese período.
Antes de leer el contenido de este pasaje es necesario comentar que entre el verso 17 y el 18, existe una conjunción adversativa, o sea que el contenido del 17, no se refiere para nada ni tiene relación alguna con lo que dice en el 18. En efecto en el 17 nos revela algo que pertenece al futuro, lo que acontecerá después del milenio, al decir: “Yo crearé nuevos cielos y nueva tierra” con el verbo en futuro. Como también lo revela en Apocalipsis 21.1 que dice: “Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más”.
Mientras en el verso 18, habla de algo que pertenece a la vida presente, como en el gozo que tendrá su pueblo y los que sobrevivieron a la gran tribulación; en ese reinado de paz, donde morará la justicia, al decir que se “alegrarían en las cosas que yo he creado”; con el verbo en pasado, dando a entender que se refiere a las que Él creó y que todavía existen en la actualidad.
65:17 “Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento. (lo que Dios hará en el futuro) Mas os gozaréis y os alegraréis para siempre en las cosas que yo he creado; porque he aquí que yo traigo a Jerusalén (La actual) alegría, y a su pueblo gozo. Y me alegraré con Jerusalén, y me gozaré con mi pueblo; y nunca más se oirán en ella voz de lloro, ni voz de clamor. No habrá más allí niño que muera de pocos días, ni viejo que sus días no cumpla; porque el niño morirá de cien años, y el pecador de cien años será maldito. Edificarán casas, y morarán en ellas; plantarán viñas, y comerán el fruto de ellas. No edificarán para que otro habite, ni plantarán para que otro coma; porque según los días de los árboles serán los días de mi pueblo, y mis escogidos disfrutarán la obra de sus manos.
No trabajarán en vano, ni darán a luz para maldición; porque son linaje de los benditos de Jehová, y sus descendientes con ellos. Y antes que clamen, responderé yo; mientras aún hablan, yo habré oído. El lobo y el cordero serán apacentados juntos, y el león comerá paja como el buey; y el polvo será el alimento de la serpiente. No afligirán, ni harán mal en todo mi santo monte, dijo Jehová”.
Como el funcionamiento de este nuevo sistema, son cosas que pertenecen al futuro es mejor no comentar al respecto, ya que sólo Dios sabe lo que tiene preparado y cómo funcionarán las cosas en ese tiempo. Debido a que hay muchas incógnitas, tales como: si se seguirá con los mismos medios de comunicación, de transporte marítimo y terrestre, como un sistema monetario de intercambio etc. Lo que sí podemos estar seguros es, que todo funcionará perfectamente y con justicia.
Satanás suelto nuevamente al finalizar el milenio.
La palabra de Dios nos relata que después de ese período de paz, es necesario que se libere nuevamente a Satanás. En Apocalipsis 20:7 dice: “Cuando los mil años se cumplan, Satanás será suelto de su prisión, y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la batalla; el número de los cuales es como la arena del mar.” Estos son países que al parecer quedan al norte de Israel; como la profecía nombra naciones, no se puede establecer a una en particular. Otra cosa es, que esa batalla se nombra al cumplirse los mil años, de manera que no hay que confundirla con la anterior.
Este relato donde Satanás será desatado, aparte de ser muy evidente lo que acontecerá al final de ese reinado de paz; se debe entender que todo lo que acontece está dentro del plan de Dios y de su voluntad permisiva. Todo lo que acontece debajo del cielo procede según su plan para erradicar el pecado que está tanto en el corazón del hombre, como en el que le dio cabida por primera vez, que es Satanás.
Otra cosa muy importante que se tiene que tener presente es: Que Dios no necesita de nadie, ni de prueba alguna, para saber quiénes son los que le obedecen y quiénes no lo hacen; Ya que Él tiene escogidos a los suyos desde antes de la fundación del mundo. De manera que todo lo que él permite tiene un fin pedagógico, para que el hombre sepa por su propia experiencia lo que es el pecado.
Dios permite estas cosas para que los mismos desobedientes e insatisfechos, se convenzan que no son las circunstancias de la vida, ni el ambiente en que viven, la razón por la cual están propensos con sus actuaciones y rebeldías a seguir el mal, sino por esa raíz del pecado que hay en ellos para no obedecer a la verdad. Razón por la cual después de ese período de paz y justicia; no han podido llegar a entender la majestad de Jesucristo, y en lugar de unirse a Él; prefieren unirse a su padre el diablo y rebelarse en contra de Dios.
Parece ser, que el propósito de este último acto satánico es para demostrar, que hay seres que nunca estarían satisfechos con lo que Dios les pueda conceder. Porque es inconcebible que alguien, viviendo en un reino de paz y justicia ofrecido por Jesucristo, con todos los beneficios de esa nueva vida, un ambiente sin guerras y contiendas, una fauna amigable con el hombre para su deleite, y una hermosa naturaleza; puedan haber seres que no estén satisfechos.
A tal punto, que al ser liberado Satanás de su prisión, puedan unirse en pensamientos y hechos a él; para rebelarse e ir en contra de lo que Dios les ha ofrecido en ese tiempo. Y no solamente por eso, sino también por esa salvación tan grande concedida al hombre por medio de su Hijo Jesucristo.
Viendo ese período de paz del lado positivo, tenemos que, debido al hecho que en ese tiempo no habrá guerras y reinará la justicia, donde cada cual disfrutará de la obra de sus manos, no habrá violencia, por el contrario habrá una perfecta armonía entre el hombre y el reino animal, y una longevidad prolongada. Ese reinado será favorable para que miles de millones de almas agradezcan a Dios por su hijo Jesucristo, por haber hecho posible la salvación de sus almas y ofrecerle una vida de paz y tranquilidad, y sin ningún temor.
Es aquí donde se quiere enfatizar que en cualquier circunstancia, aun en las más favorables siempre existirán insatisfechos deseando más de lo que se les pueda ofrecer. ¿Acaso le faltaba algo a Satanás en el lugar que Dios lo había puesto en el principio, como guardián de su trono? Él lo tenía todo; poder, sabiduría, conocimiento de todas las cosas espirituales y materiales, no le faltaba nada; ya que Dios vació en él todo lo que le pudo dar. Fue por todo lo que Dios le concedió, que llegó el momento cuando comenzó a maquinar que con lo que poseía podría llegar a ser como Dios.
Sus maquinaciones y pensamientos, están revelados en el libro de Isaías 14.12 que dice: “¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones. Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo”.
Poniendo aparte todo lo concerniente a esa lamentable situación y de la consecuencias que eso pudo traer, una cosa es cierta, que más fueron los que con cordura permanecieron al lado de ese Dios tres veces Santo, de los que apoyaron a Satanás en esa rebelión.
De la misma manera, cómo en esa rebelión que hubo en el cielo, donde sólo alcanzó arrastrar una tercera parte de los ángeles; (aunque pueda parecer, que de los humanos son más los que están de su lado, que los que están en el camino de la verdad y la vida) al final de todo, así como fueron más los ángeles que permanecieron al lado de Dios que los infieles; también entre hombres y mujeres de fe, alcanzaremos la mayoría, para la gloria de Jesucristo que dio su vida para darnos vida.
Lamentablemente, esa será la última oportunidad que Dios le concederá a la humanidad, de reconocerle, y reconciliarse con Él, en ese período de paz y justicia. La palabra de Dios una vez más nos enseña, que una gran multitud despreciará su ofrecimiento de reconciliación al levantarse en su contra. En ese tiempo al estar Satanás nuevamente activo después de ser liberado por un poco de tiempo, como para su último intento de demostrar que la razón está de su parte, como en el caso de Job. Todos los insatisfechos se les unirán como la arena del mar, rodeando el campamento de los santos y la ciudad amada. Todos ellos sufrirán las consecuencias de esa rebelión al descender fuego del cielo, que los consumirá.
Bien lo relata el Salmo 2 cuando dice: “Se levantarán los reyes de la tierra, y príncipes consultarán unidos contra Jehová y contra su ungido diciendo: rompamos sus ligaduras y echemos de nosotros sus cuerdas. El que mora en los cielos se reirá; el Señor se reirá de ellos”.
Muchos de los que vivieron en ese tiempo, del reinado de paz y justicia del milenio, no pudieron con esa experiencia aprender y comparar esa manera pacífica de vida, con los múltiples acontecimientos habidos desde la creación del hombre desde su creación. Llena de conflictos, guerras, tribulaciones, desastres, pestilencias en este mundo, provocados por Satanás estando él libre. Ahora al estar atado durante ese período de paz, sus mentes no les dieron, para poder comparar todas las pasadas experiencias, con ese período de paz y Justicia que le ofreció Jesucristo en su reinado. Todas esas bondades no fue suficiente, para que entendieran que Dios tiene el control de este mundo y de todo el universo. Que ni una hoja se mueve sin su voluntad y tiene todo el poder para que sus planes se cumplan a su debido tiempo.
Esa rebelión lo da a entender, tanto la insensatez de algunos, como para demostrar su desunión con la cosas de Dios y sujeción a su voluntad; demostrando que su tendencia está inclinada a ir en contra de una fuerza superior o del ser supremo. (Dando como dijo Jesús, coces contra el aguijón). Aunque todo lo que acontece está previsto desde hace miles de años en el plan macro de Dios; esa es una demostración que ni el diablo, ni los que le siguen tienen remedio, ya que la maldad es la raíz que hay en ellos.
Esa es la razón por la cual tiene que ser desatado, para que en esa última oportunidad que Dios le concede al hombre, para que le ame y obedezca, sea la demostración; que todos los que se rebelaron nunca estarían conforme, ni estando al lado de Dios en el cielo. Porque tienen la misma raíz de soberbia y altivez que tuvo Satanás, de no poder reconocer que todos somos seres creados y que Dios es el único y soberano creador a quien se le debe vida, adoración y obediencia.
La inteligencia, sabiduría y belleza que le fue dada a Satanás, no son características naturales de él, fue Dios que le dotó de todo eso, así como el lugar que dispuso para él como guardián de su trono. A pesar de esa envidiable y tan elevada posición, se rebeló por querer ser como su creador, o mayor que el mismo Dios que le dio la vida.
La batalla de Gog y Magog.
En las anteriores exposiciones, vimos como por la misericordiosa dirección de Jesucristo, se pudo lograr un reinado de paz y justicia para la humanidad; sin la intervención satánica, por estar atado e impedido de actuar en ese período. Ahora esta batalla de Gog y Magog está íntimamente ligada a su liberación. Ésta será la demostración, que ni la historia de los múltiples acontecimientos habidos desde la creación del hombre, ni la misericordiosa y simple redención ofrecida por Dios con el sacrificio de su hijo, como la evidencia de un reinado de paz y justicia que transcurrió, han podido cambiar el corazón de hombres y mujeres para que amaran y obedecieran a su creador. Esta se podría llamar la prueba final, la antesala para los que aceptando a Jesús entren sin problema a esa vida eterna de un cielo y tierra nueva, sin que se repita rebelión alguna por la eternidad.
Esta batalla, es un evento de mucha importancia, ya que nos coloca en el umbral del fin de varios acontecimientos, como en el inicio de un nuevo mundo o universo de eterna paz con Dios. Como lo explica en 1Cor 15:25-27 “Porque preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies. Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte. Porque todas las cosas las sujetó debajo de sus pies”. Y cuando dice que todas las cosas han sido sujetadas a él, claramente se exceptúa aquel que sujetó a él todas las cosas.
Ya que esta lucha es la frontera entre un conflicto de siglos, que se inició en tiempos remotos cuando el hombre ni aún existía, cuando hubo esa rebelión angelical; que determinó los que le serían fieles a Dios y los que nunca lo harían. Luego vino la desobediencia del hombre y todas las consecuencias que acarreó para la humanidad; determinándose de igual manera los que serían fieles a Dios y los que nunca lo harían.
En este secular conflicto está incluida también la destrucción de este planeta que ardiendo se fundirán sus elementos y huirán de la presencia del Juez del Universo por toda la eternidad, no hallando un lugar fijo. En el 20.11 lo relata diciendo: “Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos.”
A pesar de la importancia de ese evento final, la palabra sólo se limita dando un resumen de los hechos al decir del 20.7-9: “Cuando los mil años se cumplan, Satanás será suelto de su prisión, y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y Magog, a fin de reunirlos para la batalla; el número de los cuales es como la arena del mar. Y subieron sobre la anchura de la tierra, y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada; y de Dios descendió fuego del cielo y los consumió”.
Este juicio viene como se dijo a causa de los rebeldes que se levantaron instigados por Satanás, para combatir en contra de la ciudad amada y el ungido de Dios. Luego el 20.10 agrega: “que Satanás es lanzado al lago de fuego y azufre”. Todos aquellos que la palabra puntualiza que son enviados al lago de fuego, es porque son espíritu de demonios, los cuales no pertenecen a la raza humana. Ya que para los hombres tienen que efectuarse primero el juicio del gran trono blanco. Por lo cual es bueno recordar que éste ser, como la bestia y el falso profeta son espíritus, y no están sujetos a la muerte como el hombre por no ser humanos.
Según lo que la palabra da a entender, parece ser que ese fuego destruye a todos los rebeldes, la tierra y lo que en ella hay. Así está revelado en 2 Pedro 3.10 “Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas”.
Satanás juzgado y lanzado al lago de fuego.
Después del castigo de esa gran multitud de rebeldes, con el fuego que descendió del cielo y los consumió a todos; la Palabra de Dios nos da a entender que está por concluir ese conflicto que tuvo inició en la esfera angelical, en un tiempo remoto donde el hombre aún no existía. Conflicto que luego involucró también al hombre por cuanto éste, instigado por la antigua serpiente, desobedeció lo que Dios le había ordenado; siendo esta la historia del pecado a través de los siglos. Todo esto originado por el diablo que dio cabida a la maldad en su vida, engañando luego al mundo entero. Con este último acto ha llegado el momento cuando será arrojado al lago de fuego y azufre, donde también están la bestia y el falso profeta.
La palabra de Dios, revela que ese conflicto se originó debido a la maldad que germinó en Satanás. En Ezequiel 28:13-15 lo relata diciendo: que él era el sello de la perfección, lleno de sabiduría, y acabado en hermosura. Estaba en su santo monte junto al trono de Dios; de toda piedra preciosa era su vestidura; el Día en que fue creado hubo como una fiesta de bienvenida con tamboriles y flautas. El 14 agrega: “Tú querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios, allí estuviste; en medio de las piedras de fuego te paseabas. Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad.” En efecto ese deseo de la criatura de ser como Dios, fue lo que dio inicio a ese problema entre el bien y el mal.
La raíz de todo esto comenzó con él, como causante de todos esos conflictos, y desastres tanto para los ángeles como para los humanos. Al ser liberado puso en marcha su último intento de rebelión en contra de Dios, engañando a las naciones que acudieron para rodear a la ciudad amada. Arrastrando a todos esos rebeldes que se unieron a él para luchar contra el ungido de Dios. Como lo relata el Salmo 2.
Para ese momento todos los seres creados tanto de ángeles, como de humanos, habrán quedado divididos en tres grupos. De los cuales dos de ellos fueron escogidos para ser hijos de Dios, desde antes de la fundación del mundo. Llegando estos a ser miembros de su gran familia, de las cuales una pertenece a la del cielo, y la otra a la creación de cielo y tierra nueva.
Habrá un tercer grupo, de los que se dejaros llevar por los engaños satánicos, a una condenación eterna, todo por no creer y obedecer a la verdad de Dios, que es Jesucristo; donde con su muerte y resurrección hubieran tenido vida eterna. De tan alto y sublime posición que ocupaba, Satanás en el inicio de su historia, ahora se le ha terminado el tiempo de su actuación, cosechando todo lo que sembró.
En ese momento es juzgado y enviado a ese lugar que fue preparado para él y sus ángeles y todos los humanos que le siguieron en sus hecho pecaminosos. En el 20.10 dice: “Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglo”.
Hasta el momento se nos ha dado a conocer que ese lago de fuego ha sido ocupado por la bestia el falso profeta y el diablo. Pero hay otros grupos tanto de ángeles como de humanos que serán enviados a ese lugar, después del juicio del gran trono blanco cosa que veremos más adelante.
El destino de este planeta.
De igual manera, en esos capítulos finales de Apocalipsis, se nos enseña que será el fin de la actividad de este mundo en el cual vivimos; Ya que todas las obras y elementos que contienen, se fundirán; y como una gran bola encendida, cielo, tierra y mar huirán de la presencia de Aquel que estará sentado en el trono; en un viaje sin fin donde no se encontrará lugar para ellos.
Como está revelado en Apocalipsis, que luego de descender fuego del cielo esta tierra ha llegado al término del designio por la cual fue creada, ya que en 20:11 dice: “Vi un gran trono blanco, y al que estaba sentado en él, ante cuyo rostro huyeron la tierra y el cielo, y no fue hallado lugar para ellos.” Ya que en el 21:1 ya Dios tiene previsto una nueva creación, al decir: “Vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar no existía más.”
Esto también le fue revelado al apóstol Pedro que en su segunda epístola en el 3:12 dice: aguardando y apresurando el advenimiento del día de Dios, a causa del cual los cielos, siendo encendidos, se disolverán; y los elementos, siendo quemados, se fundirán.
Estas afirmaciones de la palabra de Dios, nos dan a entender que la maldición pronunciada en Génesis 3:17 diciendo:..“Por cuanto has atendido a la voz de tu mujer, Y has comido del árbol del cual te ordené, diciendo: No comas de él, ¡Maldita sea la tierra por causa tuya!” De manera que la tierra, después de haber cumplido su propósito de servir como el hábitat del hombre; se cumple después del milenio, esa maldición. Y este planeta con todas las obras que en ella hay se fundirán y huirán de la presencia de Dios.
Luego de esos acontecimientos, la palabra nos describe, que toda esa gran multitud de personas rebeldes cuyos cuerpos fueron consumidos con el fuego; sus almas, con los que se encuentran en el Hades, se tendrán que presentar delante del Juez de toda la tierra en el juicio del gran trono blanco. Que veremos más adelante.
La suerte de los que fueron fieles en el milenio.
Al ser la tierra y todo lo que hay en ella destruida con fuego, viene a la mente la pregunta: ¿qué pasará con esa gran multitud de justos que disfrutaron de ese período del milenio, los cuales permanecieron fieles y depositaron su confianza en Jesucristo durante ese tiempo? Seguramente ellos no se unirán a los rebeldes, por haber conocido a Jesús como el único camino a la gloria, y haber gozado de esa vida de paz.
¿Cuál será su suerte, perecerán ellos también en ese fuego que consumirá tanto a los impíos como a la tierra? La respuesta más acertada a esta pregunta podría ser la misma que le hizo Abraham, al Ángel de Jehová (Jesucristo), cuando estaba hablando con él, acerca de la destrucción de Sodoma y Gomorra; el cual le dijo al Señor: “¿destruirás también al justo con el impío?” Luego como aconsejando a Dios, le dice en Génesis 18:25:”Lejos de ti el hacer tal, que hagas morir al justo con el impío, y que sea el justo tratado como el impío; nunca tal hagas. El Juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo?”
Seguramente, no pudo existir para Dios conversación más hermosa, que oír de una de sus criaturas, cuál tenía que ser la actitud de un juez justo. De ese precioso pasaje se puede entender cuál era la calidad espiritual de este hombre, que aconseja a Dios, diciéndole cuál tenía que ser el comportamiento del justo Juez de toda la tierra. Por eso Dios amó tanto a Abraham, que le llamó su amigo.
Pero regresando a la pregunta si perecerán los justos con el fuego castigador de los impíos, la respuesta es: Nunca Dios hará tal cosa. Esto deberían entenderlo todos aquellos que piensan que la iglesia pasará por la gran tribulación. Porque si Dios libró a Noé del diluvio, y libró a Lot del fuego destructivo de Sodoma y Gomorra; no dejará su iglesia, que compró dando su vida, a merced de la venidera bestia, ni permitirá que los justos al final del milenio perezcan con el fuego que consumirá a los rebeldes e impíos.
Se han dado algunos argumentos válidos que hacen suponer que no serán consumidos por ese fuego destructor. ¿Pero qué pasará en realidad con ellos, que esté soportado por una base bíblica, que nos diga lo que realmente acontecerá con esa gran multitud? Debido a que en ese pasaje del juicio no aclara nada de esto, se podría pensar que la palabra lo haya aclarado con algún hecho precedente que nos sirva de ejemplo.
En efecto se podría tomar el evento del arrebatamiento de la iglesia que aconteció muchos años antes, donde todos los que fueron fieles a Dios en ese tiempo fueron transformados en un abrir y cerrar de ojos. No es de extrañar que ese evento haya sido una analogía, de lo que acontecerá al final del milenio; repitiéndose lo que aconteció con la iglesia, donde también ellos serán transformados y revestidos de cuerpo de gloria en un instante; antes de ese terrible juicio de fuego del cielo.
Posiblemente eso sea lo que acontezca en ese tiempo, una repetición de lo que ocurrió con la iglesia en el momento del arrebatamiento. Pero podemos estar seguros que el buen Dios tiene eso o algo mejor para los que le son fieles. Y recibirán un cuerpo de gloria terrenal, para luego poseer el cielo nuevo y tierra nueva.
Todo los que durmieron en ese tiempo se levantarán.
Por supuesto que los que resucitaron en la primera resurrección, para reinar con Cristo durante el milenio, como todos los que vinieron con el Señor; ellos no serán afectados por ese castigo, porque ya están revestidos de un cuerpo de gloria imperecedero, y no podrán volver a morir de nuevo.
Luego acontecerá lo que le fue revelado a Daniel en el 12.2 que dice: “Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua”. Cumpliéndose así lo que quedó en suspenso, en Apocalipsis 20:5 que dice: “Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años”. Con esto se cumplirá ese tercer orden de la resurrección que mencionó el apóstol Pablo en 1 Cor.15:24 que dice: “luego el fin”
Éste será el último capítulo de la historia del conflicto de los siglos, la conclusión del problema entre Dios y sus creaturas, las que prefirieron el camino de la desobediencia y la rebelión, como lo relata el Salmo 2. Y los rescatados por Jesucristo para que le sirvieran y obedecieran por la eternidad. Todo esto podríamos resumirlo diciendo: que es la culminación del conflicto entre las fuerzas del bien y las del mal. Después de esto no habrá más oportunidad de rebelión o de pecar nuevamente porque en todos estará el conocimiento de Dios. Así lo afirma en Habacuc 2:14 al decir: “Porque la tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar.”
Bien, es en ese tiempo por supuesto que resucitarán todos aquellos fieles a Dios que murieron durante el milenio, y los fieles a Dios que estén viviendo en ese momento histórico, serán transformados en un abrir y cerrar de ojos. De esta manera ninguno de los escogidos pasará por ese castigo donde… “los cielos encendiéndose, serán desechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán”. Ya que ni siquiera se puede pensar, que un fiel hijo de Dios, tenga que sufrir las consecuencias de un castigo de fuego que descenderá del cielo.
Eso no solamente consumirá a los enemigos de Dios, sino como dice el apóstol, también los cielos y la tierra se quemarán. Esta es la razón por la cual Dios al maldecir esta tierra en Gen 3:17, ya tenía en su mente al revelarle tanto a Isaías, como al apóstol Pedro la promesa de nuevos cielos y nueva tierra. En Isaías 65:17 dice: “Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento.” Y en 2Pedro 3:13: ”Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia.”
El juicio del gran trono blanco.
En el capítulo 20:11-15 de Apocalipsis se lee sobre este tema de ese gran juicio donde dice lo siguiente: “Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos”.
No se entiende con que apoyo bíblico, algunos piensan que este mundo será renovado; o sea piensan que Dios restaurará esta tierra; tampoco se entiende cómo interpretan la declaración bíblica, que la tierra y cielo huirán de la presencia de Dios sin encontrar un lugar para ellos. Como si Él no hubiera preparado algo mejor para sus redimidos, de lo que en el principio fue el Edén; o esta tierra con todas sus bellezas naturales, que luego del pecado del hombre entre otras cosas Dios la maldijo.
Luego al leer esta parte uno podría pensar, está bien que la tierra, que ha sido contaminada por el hombre, con toda clase de inventos de armas sucias, y químicas para la guerra, que han producido mutaciones en los niños y otros daños; pero ¿por qué también el cielo que la circunda? Leyendo un artículo en internet, es que uno se da cuenta que ni el cielo que nos rodea ha escapado de la contaminación del hombre.
Ese artículo dice: “Según los datos de “Online Satellite Calculations” de los ~13.000 satélites que hay orbitando la Tierra solo están funcionando realmente unos 3.500: el resto están clasificados como basura espacial, lo cual empieza a ser un problema. Antes que eso, otros ~20.000 ya cayeron cuando terminó su vida útil.” Como se puede ver todo lo que el hombre ha invadido lo ha contaminado; razón por la cual ambos huirán de la presencia de Dios.
Luego el 13 sigue diciendo: “Y El mar entregó los muertos que habían en él, la muerte y el hades entregaron los muertos que había en ellos, y fueron juzgados cada uno según sus obras”. Estos dos últimos versículos crean un aparente conflicto entre sí, porque si la tierra y el cielo huyeron delante del que estaba sentado en el gran trono blanco; por la secuencia que la palabra nos da, viene la pregunta: ¿de cuál mar estaría hablando, si ya esta tierra, cielo, y mar huyeron y no se encontró ningún lugar para ellos? Es lógico pensar que en ese momento del juicio ya el mar no existe.
Este juicio, del gran trono blanco; es la meta final de todos los seres creados, que desobedecieron a Dios, tomando otros caminos fuera de su voluntad. En ese momento van a ser juzgadas las almas de todos los hombres, como también los espíritus angélicos que no quisieron obedecer y ser fieles a Dios.
Tres grupos de muertos.
En la versión Reina Valera 1960 en el verso 20:13, nos dice que hay tres sitios que entregarán los muertos que van a ser juzgados que son: el mar, el hades y la muerte. Sin embargo, para este estudio se comparte la versión Hispanoamericana, por tener más lógica ya que aclara mejor el verso 13 diciendo: “Los muertos devueltos por el mar y los devueltos por la muerte y el abismo. De manera que podríamos decir que son tres sitios: el mar, el Hades y el abismo”.
Antes de seguir explicando este tema, es importante notar como la palabra de Dios en el libro de Apocalipsis establece una clara diferencia entre los que le fueron fieles a Dios, y los que van a ser juzgados en este juicio del trono blanco. En efecto, cuando se refiere a los que le fueron fieles a Él, hasta el punto de dar sus vidas, en el 6.9 dice: “Cuando abrió el quinto sello, vi bajo el altar las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían”. En este pasaje, a los que fueron muertos a causa de la Palabra de Dios, están definidos en este versículo como almas.
Mientras a los humanos, que menospreciaron a Jesucristo, y no obedecieron a Dios, que serán juzgados en ese juicio del gran trono blanco, aun siendo también ellos almas, la palabra los define como muertos. (Es decir, muertos en sus delitos y pecados, ya que el alma no muere). Esta muerte del alma, está contemplada en Ezequiel 18:4 como en el 20 donde dice: “Sabedlo: todas las almas son mías. Como el alma del padre, así el alma del hijo es mía. El alma que pecare, ésa morirá.” A eso se refiere cuando habla de esos muertos.
Volviendo a esos tres sitios donde estarían todos “los muertos,” se puede pensar que más que un sitio específico de donde ellos proceden, La Biblia nos quiere revelar que hay tres diferentes grupos que serán juzgados. Ya que, los que van a estar delante del Juez son seres incorpóreos (como el rico en el hades). Se puede comprender que el Hades y el abismo entreguen sus muertos; pero lo que no se entiende es, ¿cómo podría hacerlo el mar? Primero porque no hay referencia de que él haya sido utilizado como depósito de los fallecidos. Segundo porque en ese momento tanto el mar como el cielo y tierra actual se encuentran como ya vimos huyendo de la presencia de Dios.
Además, que en ningún momento la palabra de Dios insinúa, o da a entender que el mar, haya sido un depósito de almas como el Hades, o del abismo para los espíritus de demonios o de ángeles cuyo Jefe es Apolión, según lo revela el 9.11 que dice: “Y tienen por rey sobre ellos al ángel del abismo, cuyo nombre en hebreo es Abadón, y en griego, Apolión”. Cuyo significado es destructor.
Todo esto como se explicó si se interpreta literalmente, podría dar lugar a pensar, la existencia de algún vínculo entre la materia del cuerpo humano, de los que murieron en el mar y el castigo; cosa que no está contemplado en la palabra de Dios. Ya que ella enseña que el que sufre la muerte segunda, es enviado al lago de fuego, tanto el alma del hombre pecador no arrepentido, como los espíritus de los ángeles caídos.
Debido a estos razonamientos, se puede deducir que esos muertos que son devueltos por el mar, el hades y el abismo; pueden muy bien referirse a tres diferentes grupos de muertos a ser juzgados, ya que muerto es muerto donde quiera que esté. Por lo expuesto, llega a tener cierta lógica que pueda referirse a tres diferentes grupos de muertos. Ya que esas almas humanas desobedientes, no pueden estar en el mar que en ese momento no existe. Como también por la palabra sabemos que para los hombres el único reservorio de las almas es el Seol o Hades; y una parte de los espíritus de ángeles caídos que dejaron su lugar que están en el abismo.
Pero el punto más controversial a esta teoría, que pueda tratarse de almas de muertos en el mar es: que para ese momento del juicio del Gran Trono Blanco como se explicó, la palabra nos revela que tanto el cielo, como la tierra con sus mares se encuentran huyendo. De manera que toma fuerzas la teoría que pueda tratarse de grupos, y no de un sitio. Restaría solamente por determinar y saber cuáles podrían ser esos grupos. Una posible explicación sobre esto se da continuación.
Los que proceden del mar.
Como esa procedencia del mar es la más complicada, se explicará nuevamente el significado profético, que el mismo libro de Apocalipsis le da al mar, con el fin de poder entender, o darle una interpretación lógica a esa afirmación bíblica. El apóstol Juan en el 13.1 dice: que él vio subir del mar una bestia con siete cabezas y diez cuernos. Luego más adelante el ángel en el 17.15 al explicarle esa visión que tuvo, cambiando la palabra mar, como sinónimo de una masa de aguas; le dice: “Las aguas que has visto, donde está sentada la prostituta, son pueblos, multitudes, naciones y lenguas”.
De manera que se puede llegar a la conclusión que los que proceden del mar sea una multitud de pueblo; que por supuesto tenga una relación con las aguas. A este punto se podría pensar que se podría referir a ese pueblo antediluviano que justamente pereció en esa inmensidad de aguas del diluvio.
Pero no solamente eso, sino con el fin de reforzar esta teoría, cuando leemos lo que el apóstol escribe inspirado por Espíritu Santo, en 1 Pedro 3.19; tendríamos que hacernos la pregunta: ¿por qué la palabra de Dios, puntualiza particularmente a los desobedientes que murieron por las aguas en los días de Noé, y no hace mención alguna generalizando, de todos los que allí estaban? Ya que, al descender Jesús al Hades, después de su muerte, la Palabra detalla únicamente que fue a predicar a los espíritus que estaban retenidos en ese lugar.
El versículo dice: “En espíritu fue y predicó a los espíritus encarcelados, los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua”. Y no menciona para nada a los demás que estaban allí.
No sabemos, el motivo específico, pero se podría suponer que exista una razón lógica, por el cual se enfatiza únicamente a ese grupo, y no a todos los que estaban allí en el Hades. Ya que en ese lugar estaban, todos los que murieron después del diluvio hasta la muerte de Jesucristo. Y habían transcurrido 42 generaciones como lo afirma en Mateo 1.17 al decir: “De manera que todas las generaciones desde Abraham hasta David son catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce”.
Muchos son los que murieron después del diluvio y estaban en el Hades en el momento que Jesucristo descendió allí, sin embargo, sólo menciona al grupo antediluviano. Es también por eso que la palabra enfatiza, que la fe de Noé condenó a esa generación, en Hebreos 11.7 al decir: “Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe”.
Como se puede notar, aparentemente todo apunta que Dios en su soberanía considera que ese grupo sea juzgado aparte de todos los demás.
Meditando en esa parte de la humanidad, que pereció en el diluvio, ellos nunca estuvieron sometido a la ley de Dios, sino a la de sus conciencias, como dice en Romanos 2:12. ”Porque todos los que sin ley han pecado sin ley también perecerán; y todos los que bajo la ley han pecado, por la ley serán juzgados.” De manera que estos podrían ser los que proceden del “mar” (Como sinónimo de las aguas del diluvio).
No es que se esté tratando de excusarlos, ya que la ley es clara, sino para entender mejor el punto que se está exponiendo. Ya que Noé por más de 100 años estuvo avisando, el propósito salvífico del arca; además la misma palabra los condena por la fe de Noé. Sin embargo, hay que considerar que para ellos no existían antecedentes, como lo tuvieron los demás después del diluvio, como dice en Romanos 15.4 “Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron”.
En cambio ellos no tenían nada escrito, ni ley que los comprometiera con Dios. Sólo tenían el legado transmitido verbalmente de generación en generación por los padres, de lo acontecido en el huerto; así como del simbólico sacrificio mirando por fe hacia el futuro Redentor que les perdonaría sus pecados, y el mensaje de Noé.
Por lo tanto, por disposición de Dios ellos podrían, ser un grupo para ser juzgados aparte de los demás vivientes, por no estar sujetos ni al pacto que Dios hizo con Abraham, ni a la ley que Dios le entregó a Moisés. Para este grupo el justo Juez, podría concederle un castigo más tolerable. Ya que según afirmaciones del mismo Señor parece ser que exista esta posibilidad.
Hay que tener presente que el juicio de ese grupo, separado de los demás humanos, no es únicamente para ellos, también será para los ángeles que están divididos en dos grupos; los que abandonaron su morada y no guardaron su dignidad, (que actualmente están confinados en el abismo), de aquellos que no la abandonaron y fueron expulsados del cielo con Satanás, como vimos en el capítulo 12. Es por todo lo expuesto que no es de extrañar, que puedan haber dos grupos de humanos a ser juzgados, los de antes del diluvio y todos los demás. Aunque de los ángeles no tenemos detalles de ese juicio.
Un juicio más tolerable.
Retomando el tema del juicio más tolerable en Mateo 10:14 el Señor dándole instrucciones a sus discípulos, que envió a predicar acerca del reino de Dios en las ciudades y aldeas vecinas; les declara: que en caso de que en alguna de las ciudades no los recibieran, que sacudieran el polvo de sus pies porque: “El castigo para Sodoma y Gomorra en el día del juicio sería más tolerable que para aquellas Ciudades que no recibieron a los que él envió”.
Como también otra afirmación del Señor en Lucas 10.13 que dice: “¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti Betsaida! Que si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que sentadas en cilicio y ceniza se habrían arrepentido. Por tanto en el Juicio será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón, que para vosotras”.
Las anteriores explicaciones tienen cierto sentido, por la justicia de un Dios perfecto. Porque aun humanamente, se podría tomar como ejemplo, lo que aconteció en el tiempo de la persecución y exterminio de los judíos en el nazismo. En ese tiempo hubieron muchos que conmovidos por lo que estaba aconteciendo, a riesgo de sus vidas usaron de misericordia y trataron de esconder a alguno de los judíos; aun no conociendo a Dios. Por supuesto que los que tuvieron compasión de ellos no merecerían el mismo castigo, como el de aquellos que planificaron y ejecutaron a millones de ellos.
No se quiere en ningún momento trasmitir la idea, que los que no hicieron caso del mensaje de Noé no son culpables; ni que las actitudes de misericordia de esconder judíos, o de otra índole, los libera del castigo. Porque está claro el agradar a Dios, no es por lo que uno pueda hacer; sino por la fe y obediencia a su palabra.
Con la anterior explicación se puede llegar a una conclusión o deducción lógica que podría existir, basándonos en las mismas palabras de Jesús, como justo Juez, la posibilidad que exista castigos “más tolerables” aunque sean castigos; como el mismo lo dio a conocer. Para reforzar esta teoría se podría tomar como ejemplo las diferentes premiaciones en el tribunal de Cristo, donde cada uno recibirá según sus obras.
Como también los muertos en el juicio del gran trono blanco serán juzgados según Apo 20:13 que dice: “que cada uno fue juzgado según sus obras”. ¿Porque no aplicar la misma regla, que cada uno en el juicio pueda ser castigado según sus obras?
Como ya se explicó, esta es solamente una idea para darle un sentido coherente a esa afirmación de: “el mar entregó los muertos que había en él.” Aunque luego la misma palabra excluye el mar, como reservorio de muertos, cuando al final del juicio solamente nombra los dos sitios donde estaban los muertos al decir en el 20.14 “Y la Muerte (o abismo) y el Hades fueron arrojados al lago de fuego”. Como se puede notar, que allí tampoco aparece el mar.
Los que proceden del hades y del abismo
Referente al Hades y el abismo que entregaron los muertos que había en ellos, no presenta ninguna dificultad interpretativa, porque son lugares donde la misma palabra indica que son sitios donde residen los que desobedecieron y pecaron en contra de Dios.
Hay que aclarar que el Hade o Seol, era el lugar donde iban todas las almas comenzando desde Abel, que fue el primero en ocuparlo; hasta el momento en que Jesucristo descendió allí, “En espíritu fue y predicó a los espíritus encarcelados, los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé.” 1Pedro3:19
Al cumplir con esa misión, de presentarse como el Redentor de las almas que depositaron su confianza en Él, llevó consigo a los que eran suyos a otro lugar llamado paraíso; quedando el Hades desde ese momento solamente para los impíos. (es decir los muertos en sus pecados).
Por lo que respecta al abismo, o lugar de oscuridad y muerte, que son los sinónimos que la palabra usa refiriéndose a ese sitio; se sabe que allí están los espíritus de esos ángeles que dejaron la habitación que tenían asignada, al humanarse y mezclarse con los humanos, no guardando su dignidad. De manera que tanto esos grupos de ángeles, como de humanos serán juzgados en ese juicio del gran trono blanco.
No faltará quien pregunte: ¿y los creyentes estarán en ese juicio? Por supuesto que ellos estarán allí, pero no para ser juzgados, sino como los que juzgarán a los ángeles. La misma palabra nos enseña que los creyentes teniendo la mente de Cristo dictaminarán acerca de los ángeles. Así lo afirma en 1 Corintios 6.3 diciendo: ¿O no sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? (por supuesto que se refiere a los que pecaron en contra de Dios). Entendiendo por supuesto que en ese juicio, regirá solamente la rectitud del Justo Juez que es Jesucristo.
Lo que se quiere resaltar con esto es, que aunque todos estén presentes en ese tribunal no todos van a ser juzgados. Por tanto en esa inmensa reunión, estarán presentes esas dos tercera parte de ángeles que permanecieron fieles a Dios, es decir toda la corte celestial de arcángeles, querubines y serafines. Como también los que se rebelaron, que menciona en Judas 6 diciendo: “Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día”.
Los que van a ser juzgados.
En ese juicio van a estar presentes, las almas de todas las edades, como la totalidad de los ángeles, (posiblemente exceptuando los tres que ya fueron enviados al lago de fuego). Daniel tuvo la revelación de esa gran cantidad de seres vivientes. Donde en el 7.9-10 dice: “Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente. Un río de fuego procedía y salía de delante de él; millares de millares le servían, y millones de millones asistían delante de él; el Juez se sentó, y los libros fueron abiertos”.
En Apocalipsis, a esa inmensa multitud que iban a ser juzgados, sin distinción de clase, la palabra lo resume como ya se explicó llamándolos muertos, en el 20.12-15 diciendo: “Y vi a los muertos, grandes y pequeños, en pie delante del trono, y unos rollos fueron abiertos, y también fue abierto otro rollo, el cual es de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que habían sido escritas en los rollos, según sus obras. Y el mar entregó a los muertos que había en él, y la Muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos, y fueron juzgados, cada uno según sus obras. Y la Muerte y el Hades fueron arrojados al lago de fuego. Ésta es la muerte segunda: Y el que no fue hallado inscrito en el libro de la vida, fue lanzado al lago del fuego”.
Es lamentable que Jesucristo, el Dios de amor, que bajó de su gloria para humanarse, naciendo por medio de una virgen doncella, que luego murió y resucitó para dar a la humanidad salvación y vida eterna; tenga ahora que aplicar ese castigo. Esa salvación fue ofrecida a todos sin costo alguno, con el simple requisito de creer de corazón en Él. Sin embargo muchos amaron más las cosas de este mundo que a Jesucristo, que los podía haber librado de ese juicio. Teniendo ahora que aplicársele la sentencia que dice: “Y el que no fue hallado inscrito en el libro de la vida, fue lanzado al lago del fuego”.
ACONTECIMIENTOS FINALES DESPUÉS DEL MILENIO.
Cielo nuevo y tierra nueva.
Igualmente como para el tema sobre la vida eterna en el futuro, el cielo nuevo y tierra nueva es un argumento del cual no se nos proporciona mucha información; es posible que entre los varios escritos que hay sobre el milenio, se refleje algo de la vida en esa nueva creación. Ya que según lo enseña la Palabra, esas son cosas inimaginables según lo revela el apóstol Pablo en 1 Co 2:9 diciendo: Antes bien, como está escrito: “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman.” Dando a entender que para nosotros todo será nuevo.
Así es como también lo afirma la promesa en Apocalipsis 21.5 que dice: “Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas”.
Por lo que se puede entender, esas promesas son para una nueva forma de vida, muy diferente a ese inicio, donde todo comenzó con Adán y Eva, una pareja en el huerto de Edén estando en absoluta inocencia. Donde todo lo creado estaba condicionado para ese tipo de pareja. Ahora todo será diferente, ya que tendremos un pleno conocimiento de todas las cosas.
Donde no existirá la posibilidad de pecar, ya que tendremos conocimiento de sus consecuencias, como también de la destrucción de la raíz del mal. Esa es la razón de esa promesa de cielos y tierra nueva; como de tener presente la maravillosa incógnita de lo que Dios ha preparado para los que le aman. De modo que es mejor no hacer comentarios sobre este tema ya que es algo nuevo y maravilloso.
Sin embargo al leer en Apo 22. Se nos revela algo de esa nueva creación, donde podemos notar que hay algo difícil de entender, y por lo tanto hay que volver a la espiritualización. Por ejemplo en el verso 2 se nos dice que “hay un rio, y el árbol de la vida que produce doce frutos, dando cada mes su fruto”. Hasta aquí podemos entenderlo porque Dios todo lo puede hacer. Antes de seguir, se quiere acotar lo siguiente: si la palabra de Dios dice: que el reino de Dios no es comida ni bebida. ¿Quiénes comerán esos frutos del árbol de la vida? Una respuesta sencilla podría ser: lo disfrutarán los que heredaron el nuevo cielo y la nueva tierra. Haciendo de una vez notar, que unos son los herederos celestiales y otros los terrenales.
Otra cosa difícil de entender, es lo que dice de las hojas de ese árbol, que son para la sanidad de las naciones, luego en el verso 3 al decir que no habrá más maldición, presenta algo que no concuerda con nuestra manera de pensar; porque nos preguntaríamos, ¿si no hay más maldición, a qué enfermedad de las naciones se estaría refiriendo? Cosa que es difícil de explicar quedando así con esa incógnita. Porque es imposible poder creer, que pueda haber enfermedades, por tanto tendremos que esperar para saber a qué se refiere eso, porque allí no existirá ni pecado, ni enfermedad, ni dolor.
Aunque puede ser que sea una manera de expresar las cosas como por ejemplo: cuando la palabra dice que el Señor enjugará todas lágrimas de los ojos, no se refiere que en ese tiempo habrá dolor y llanto, sino que no habrá motivo para llorar ni lagrimas para enjugar, es por eso que Él las enjugará. Como dice en Apo21:4: “Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron”. Se puede pensar que ese mismo razonamiento sea aplicable para la sanidad de las naciones, previniendo que no habrá más males que las afecten.
La esposa del cordero es la nueva Jerusalén.
Al llegar a esta parte de la escritura, y explicar el tema de la nueva Jerusalén, se tendrá que aceptar que muchas de las cosas o materiales con la cual está formada esta ciudad, plantean discrepancias en su construcción física; por tal razón la interpretación de esta ciudad tiene que ser, en parte espiritualizada.
Es importante analizar que al visionario, se le dice en el verso 21.9, que se le mostraría la desposada la esposa del Cordero, y luego en el verso 10 se le muestra la santa ciudad de Jerusalén; estableciendo de esta manera un vínculo entre la esposa del Cordero y la nueva Jerusalén. Apo 21:9 dice: “Vino entonces a mí uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete plagas postreras, y habló conmigo, diciendo: Ven acá, yo te mostraré la desposada, la esposa del Cordero. Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios.” Esto claramente nos da a entender, que las dos son una misma cosa.
Se entiende que algunos creyentes estarán pendientes de esta nueva ciudad que viene del cielo; no tomando en cuenta para nada, que aun nosotros cual piedras vivas formamos parte de esa ciudad que es la esposa del Cordero.
Como se mencionó Los creyentes, somos parte de esa familia que pertenece a los cielos, como se nos enseña en Efesios 3.15 al decir: “de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra.” También en 1 Pedro 2.5 dice: vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo”. De manera que todos, sean ángeles, Israel, los apóstoles, y la iglesia formamos parte de esa maravillosa obra de Jesucristo como el Arquitecto.
Es importante entender que Dios en su soberana voluntad dispuso, de una familia en el cielo, tipificada como “la nueva Jerusalén”, y otra en la tierra con “la nueva creación”. Como se puede notar, que ambas son dos cosas nuevas que Dios hará, formando estas la gran familia de Dios. Ya que, al mostrarle a Juan la esposa del Cordero, lo que el ángel en realidad le mostró fue la ciudad de Jerusalén.
En ningún momento vemos que esa ciudad, se asienta en la tierra, ya que ella permanece en el cielo. Luego al nombrar los materiales que la componen, podemos ver que en parte son seres que fielmente vivieron a través de los tiempos. Ya que al comenzar a describirla empieza desde afuera hacia adentro; es decir comenzando con el muro. Desde el 21.12 en adelante dice: “Tenía un muro grande y alto con doce puertas; y en las puertas, doce ángeles, y nombres inscritos, que son los de las doce tribus de los hijos de Israel; al oriente tres puertas; al norte tres puertas; al sur tres puertas; al occidente tres puertas”
Luego se puede apreciar, que este muro es de un tamaño extraordinariamente alto, y tenía unos fundamentos, aunque ellos no se apoyaban en ningún sitio firme, debido a que la ciudad descendía del cielo y no estaba apoyada en sitio alguno. Luego añade: “Y el muro de la ciudad tenía doce cimientos, y sobre ellos los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero”. Comparando el muro con una hermosa piedra de Jaspe, pero la ciudad era aún más preciosa que el muro; en esa descripción dice: “El material de su muro era de jaspe; pero la ciudad era de oro puro, semejante al vidrio limpio”.
Como se puede notar su construcción hace referencia a materiales simbólicos, como de grupos de seres creados, que le fueron fieles a Dios, redimidos por el Cordero Santo. Lo que no podía en absoluto ser parte, de esa estructura y materiales simbólicos de redimidos era el templo. Razón por la cual, Juan no lo pudo ver, porque el mismo Dios era el templo, y no podía ser parte de los materiales que Él mismo había creado; siendo Dios el creador, arquitecto y constructor, de todos esos seres vivientes.
En el 21.22 agrega: “Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso ES EL TEMPLO DE ELLA, y el Cordero”. ¡Qué obra tan maravillosa la de nuestro Dios! Claro que esto es sólo lo que puede alcanzar imaginar nuestra mente humana, pero un día conoceremos cada detalle, de esa maravillosa obra.
Un análisis más minucioso de esta ciudad celestial.
Luego reflexionando en sus medidas, nos daremos cuenta que tanto el largo, ancho, y alto, son iguales formando un cubo (Aunque algunos piensan en su forma piramidal). El verso 16 dice: “La ciudad se halla establecida en cuadro, y su longitud es igual a su anchura; y él midió la ciudad con la caña, doce mil estadios; la longitud, la altura y la anchura de ella son iguales. Y midió su muro, ciento cuarenta y cuatro codos, de medida de hombre, la cual es de ángel”.
Es posible que al leer esto, esas medidas no impresionen mucho al lector, hasta que convertimos los doce mil estadios a Kilómetros, en el sistema decimal; para poder comprender mejor el tamaño de esas medidas, (Siendo el estadio una medida greco romana equivalente a 180 metros), tenemos que los 12.000 estadios, equivalen a 2.160 Km. por cada lado. Llevando luego estas medidas a Kilómetros cuadrados para saber su superficie, nos damos cuenta que esa ciudad es más grande que dos Venezuela juntas.
Pero ¿qué podemos pensar humanamente, cuando le agregamos que tiene un muro cuya altura es de dos mil doscientos Km? Cualquier estudiante de ingeniería quedaría sorprendido de un muro de esa altura. Es difícil poder imaginar que pueda tener una altura dos veces la distancia entre el estado Bolívar y Maracaibo. ¿Verdad que nos parece algo extraño una ciudad con unos muros de esa altura? Aun sabiendo que Dios puede hacerlo todo, es bueno hallar una explicación que sea humanamente entendible, ya que todo fue escrito para nosotros los mortales.
Esta es la razón por la cual tenemos que buscar la espiritualización para esta ciudad, como también para esos materiales simbólicos con los cuales está construida. Basta con imaginarnos lo que dice de ese material que es el oro, el cual todos conocemos; que al describirlo se nos dice que es transparente como cristal. Esta transparencia que allí menciona seguramente tendrá su explicación, ya que no es una característica física normal que conocemos de ese material.
Obviando ahora estas características un tanto extrañas para nosotros, podríamos decir que esta gran ciudad, es la que Abraham estaba buscando que se menciona en Hebreos 11.10, y refiriéndose a él, la palabra dice: “Que habitaba en tiendas porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es el mismo Dios”; sin embargo esa ciudad es la esposa del Cordero.
Cuando analizamos la descripción de los materiales que componen su estructura, nos damos cuenta que todo apunta hacia los seres que han sido fieles y han amado a Dios, durante todo ese tiempo desde el inicio de la creación.
Por todo lo expuesto, tenemos que la descripción de la ciudad se inicia desde afuera hacia adentro comenzando con el muro símbolo de defensa. Los participantes en la lucha contra las fuerzas, que eran las dos tercera partes de ángeles que permanecieron fieles al lado de Dios; no adhiriéndose al plan de Satanás.
Y qué diríamos de las doce tribus de Israel que desde antaño vienen luchando en contra de pueblos pecadores, aunque ellos tenían y tienen sus defectos, sin embargo fueron usados como depositarios de la palabra de Dios (el antiguo Pacto), como un muro protector de la voluntad de Dios a través de la ley dada para el hombre.
De manera que, cuando el ángel comienza a describir la nueva Jerusalén en el 21.12 inicia con el muro diciendo: “Tenía un muro grande y alto con doce puertas y en las puertas doce ángeles (los primeros que permanecieron fieles a Dios), y nombres inscritos, que son los de las doce tribus de los hijos de Israel”.
Luego nombra los cimientos, y sobre cada cimiento el nombre de los doce apóstoles, recordando el fundamento que Jesús les dejó a los apóstoles para que fueran por todo el mundo esparciendo esos fundamentos doctrinales de la iglesia. Así esta edificada esta nueva ciudad de Jerusalén como dice en Efesios 2.20, “Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo”.
Pero ¿dónde está reflejada la iglesia que depositó su fe en esa piedra o roca que es Cristo? No aparece ni en las puertas, ni en el muro, ni en los cimientos; claro todos ellos precedieron a la iglesia. Los ángeles, Israel, los apóstoles, todos lucharon y contendieron abriendo el camino para que nosotros, la iglesia pudiésemos ser incluidos en esa gran obra de la familia celestial.
Manteniendo ese orden, los ángeles, las doce tribus, los doce apóstoles, que componen el muro, y ahora menciona la ciudad que puede referirse a la iglesia. En el verso 18: dice: “pero la ciudad era de oro puro, semejante al vidrio”. Uniendo esa expresión a lo que dice el apóstol, en 1Pedro 1.7 donde hace referencia “a nuestra fe más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con el fuego”. Representando la iglesia con su fe, que es más preciosa que el oro.
Ahora sí tiene sentido ese material con que está construida la ciudad, ese oro puro trasparente como el vidrio, símbolo de esa fe que como hijos depositamos en Jesús, la cual para Dios es más preciosa que el oro físico.
Termina describiendo esta gran ciudad diciendo: que no vio en ella templo porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero. Algún día sabremos con detalles y exactitud toda su simbología.
Mientras tanto cultivaremos en nuestra mente, que todo eso es una presentación del trabajo del gran Arquitecto del universo; que con todos esos materiales de seres vivientes, ha construido la nueva Jerusalén, que es la esposa del Cordero.
Seguramente la anterior explicación, aunque sea bíblica y diáfana dejará un tanto desilusionados a los que siempre han tenido en sus mentes enseñanzas tradicionales inducidas, la esperanza de una ciudad física, y que la iglesia era la esposa del cordero. Aunque ciertamente la iglesia es una parte importante de esa ciudad, también otros grupos de seres vivientes, forman en conjunto de la Esposa del Cordero.
Es una realidad que todos debemos entender: que la misericordia y el amor de Dios no nos pone a los gentiles como el único grupo; sino uno más de los bienaventurados como ya vimos. Ya que muchos, antes de nosotros, depositaron esa fe y esperanza en Dios para creer y así formar parte de esa gran obra de Jesucristo.
Ese conglomerado de redimidos, con Dios que es el templo y el Cordero, y su lumbrera, será para siempre luz de las naciones, y los reyes de la tierra traerán su gloria y honor a ella. Como dice en el 21.24 “Y las naciones que hubieren sido salvas andarán a la luz de ellas; (luz de conocimiento) y los reyes de la tierra traerán su gloria y honor a ella”. (La nueva Jerusalén).
Después de la anterior exposición, donde ya se sabe quiénes son los que componen la esposa del cordero, o la nueva Jerusalén; Se quiere una vez más hacer notar, para los que piensan que al fin de los días cuando ya estemos con el Señor, que todos seremos iguales, se les invita a que se hagan y contesten esta pregunta: “¿Quiénes son los que componen esas naciones que hubieren sido salvas, cuyos reyes traerán su gloria a ella, refiriéndose a la esposa del cordero o a la nueva Jerusalén?
La respuesta es simple, unos serán herederos del cielo y otros lo serán del cielo y tierra nueva; o usando el sinónimo de familia, como lo expone el apóstol Pablo en Efesios 3.15 que dice: “de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra”. Dando a entender que son dos grupos de una sola familia; los cuales fueron sabiamente escogidos por Jesucristo en los dos Juicios, tanto en el tribunal de Cristo como en el juicio de las naciones.
La eternidad.
El desarrollo de este tema se podría decir que es el más sencillo, porque es algo del cual Dios no ha revelado mucho, posiblemente para que no nos sintiéramos atraídos como humanos que somos por todo lo que él tiene preparado para los que le aman.
Porque lo que desea Dios de nosotros, es amor y confianza, tanto por lo que Él es, como por lo que hizo, para salvarnos al dar su vida en la cruz. Por eso estamos seguros, que de la misma manera que por amor se entregó por nosotros con ese mismo amor ha preparado algo maravilloso para hacernos felices. Como dice en Romanos 8.32, El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?
Esto quiere decir que Dios, no entregó algo efímero de su reino para pagar la deuda de la esclavitud del pecado, en el cual nosotros estábamos, sino que el Dios eterno dejando su trono de gloria, dio su vida, para pagar esa deuda y librarnos del pecado, en el cual estábamos vendidos.
Es así que para todos los que se allegan a Él, no nos cansamos de repetir esa promesa en su palabra, de las grandes cosas que nos tiene preparado. En 1 Corintios 2.9 “Antes bien, como está escrito: cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido a corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman”. Tanto en el cielo como en la tierra.
Aunque algunas cosas las ha revelado por medio de su palabra, sin embargo siendo humanos nunca podremos imaginar lo que Él ha planificado para nosotros desde antes de la fundación del mundo. Sólo podemos decir que: Aquel que ha hecho en este mundo tantas cosas bellas y perfectas, tiene reservado para los que le aman cosas maravillosas e inimaginables. Esperando ese momento y el fiel cumplimiento de todas esas promesas no nos resta otra cosa que decir: Señor ven pronto.
A Él sea la gloria desde ahora y para siempre.
Aggeo Palumbi. Mayo 2011 (nueva revisión) mayo del 2017
Aggeo Palumbi. Mayo 2011 (nueva revisión) mayo del 2017
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